El Banco Mundial ha lanzado una advertencia sobre la desaceleración económica de China, que podría profundizarse y ejercer una presión significativa sobre las economías del este de Asia. A pesar de las recientes medidas de estímulo aplicadas por el gobierno chino, la entidad prevé que el crecimiento del gigante asiático continúe debilitándose en los próximos años, lo que podría impactar a países vecinos como Indonesia, Corea del Sur y Australia.
En su informe semestral de perspectivas económicas, el Banco Mundial pronostica que la expansión económica de China se reducirá al 4,3% en 2025, frente al 4,8% estimado para 2024. Este descenso afectará el crecimiento del este de Asia y el Pacífico, que también verá una desaceleración, pasando del 4,8% en 2023 al 4,4% en 2025.
El informe señala que durante tres décadas, China ha sido un motor de crecimiento para la región, pero ese impulso está disminuyendo. Aunque las recientes políticas de estímulo, como los recortes en las tasas de interés y otras medidas de apoyo monetario, podrían tener un impacto a corto plazo, el crecimiento a largo plazo dependerá de la implementación de reformas estructurales más profundas.
El objetivo del gobierno chino para 2023 es alcanzar un crecimiento cercano al 5%, una meta que ha sido desafiada por factores como el débil consumo interno y la persistente inestabilidad en el mercado inmobiliario. En respuesta, a finales de septiembre, Pekín implementó un paquete de estímulos centrado principalmente en la política monetaria. Sin embargo, ahora se espera que el gobierno también recurra a medidas fiscales adicionales para estimular el gasto, recuperar la confianza y revitalizar la economía.
Las previsiones del Banco Mundial para el crecimiento de China en 2023 están en línea con los cálculos de analistas encuestados por Bloomberg, pero su proyección para 2025, del 4,3%, es ligeramente inferior a la mediana estimada del 4,5%.
Además de la desaceleración en China, el Banco Mundial señala que los cambios en los flujos comerciales y de inversión, sumados a la creciente incertidumbre geopolítica global, también representan riesgos para la región de Asia Oriental y el Pacífico. Aunque las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China han permitido que economías como la de Vietnam ganen relevancia como nuevos centros comerciales, el informe advierte que las nuevas restricciones sobre reglas de origen e importaciones podrían limitar las oportunidades de crecimiento.
Por otro lado, el Banco Mundial ha examinado el impacto de las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial y los robots industriales, en los mercados laborales de Asia. Debido a que la región depende en gran medida del trabajo manual, una menor proporción de empleos se ve amenazada por la automatización en comparación con las economías avanzadas. Sin embargo, esto también implica que Asia podría estar menos preparada para aprovechar los beneficios en productividad que la IA podría ofrecer, lo que plantea un desafío adicional para su competitividad a largo plazo.
En resumen, la región enfrenta un panorama económico complicado, donde la desaceleración de China y los desafíos globales podrían generar un impacto profundo en su futuro económico.