MADRID, 28 (EUROPA PRESS)
El Comité de Política Monetaria del Banco Central de Brasil ha defendido su intención de mantener los tipos de interés en el actual nivel del 13,75% el tiempo que sea necesario para controlar los precios, por lo que ha pedido “serenidad y paciencia” hasta que se reduzca la inflación a su meta.
El organismo se ha abierto incluso a la posibilidad reanudar el ciclo de ajuste si la caída de la inflación no avanza como se espera. “Teniendo en cuenta la incertidumbre de los escenarios, el Comité permanece atento, evaluando si la estrategia de mantener la tasa por un período prolongado será suficiente para asegurar la convergencia de la inflación”, se recoge en el acta de la última reunión celebrada la pasada semana y divulgada este martes.
Tras dicha reunión, en la que se acordó congelar por sexta ocasión consecutiva el tipo de interés, la inflación en Brasil se encuentra todavía “alta”, lo que hace “necesario” actuar “con cautela” y mantener durante un período prolongado la cifra en niveles elevados.
De esta forma, el banco central se defiende de las criticas vertidas por el Gobierno de Brasil, que en las últimas semanas ha calificado como absurdo, preocupante o carente de lógica alguna que la entidad persista en la idea del 13,75%. En contraposición a esta idea, la institución presidida por Roberto Campos Neto ha apuntado que el entorno es “desafiante” y el proceso desinflacionario puede ser más lento de lo esperado, con una inflación generalizada en el sector servicios.
Uno de los argumentos utilizados por distintos miembros del Gobierno, incluso por el presidente del país, Lula da Silva, es que los tipos altos van en contra de la creación de empleo. En este sentido, el comité del banco central ha concluido en su acta que esta decisión implica “fomentar el pleno empleo”.
Asimismo, en lo que se refiere al efecto que puedan tener unos tipos elevados sobre el desempeño del sector bancario (como se ha visto en las últimas semanas con la caída de distintos bancos en Estados Unidos), el banco sostiene que el impacto directo sobre el sistema financiero de Brasil es “limitado” y no aprecia un dilema en la conducción de la política monetaria entre su objetivo de control de inflación y el objetivo de estabilidad financiera.