DANIEL LACALLE: El arma comercial de Trump, el juego sucio de Europa y China y los mercados
En este programa de Money & Markets, Daniel Lacalle, habla sobre los aranceles, defiende una postura liberal crítica frente al uso de aranceles, aunque reconoce que, ante un escenario global dominado por barreras comerciales y subsidios encubiertos, especialmente por parte de países como China y bloques como la Unión Europea, Estados Unidos no tiene otra opción más que utilizarlos como herramienta geopolítica defensiva. Según Lacalle, el comercio internacional actual no refleja el libre intercambio entre empresas en igualdad de condiciones que proponían Smith o Ricardo, sino que está distorsionado por prácticas proteccionistas, subsidios estatales, inseguridad jurídica y manipulación monetaria. Subraya que Estados Unidos enfrenta un desequilibrio comercial causado no por su falta de competitividad, sino por la proliferación de barreras arancelarias y no arancelarias impuestas por otros países, que dificultan el acceso a sus mercados y perjudican a las empresas estadounidenses. Para Lacalle, no se trata de abandonar el libre comercio, sino de restablecerlo con condiciones equitativas mediante negociaciones firmes. Advierte que seguir ignorando estas distorsiones es caer en una falsa narrativa de libre mercado, mientras que los aranceles, aunque no ideales, son la única vía actual para forzar acuerdos que eliminen dichas barreras.
Marcos de Quinto, empresario y ex diputado del Congreso, subraya que las barreras no arancelarias son mucho más dañinas que los aranceles, y que la Unión Europea y China imponen muchas más que EE.UU., perjudicando el comercio. Señala que si no hubiera ganado Donald Trump, Occidente seguiría “en la inopia”, mientras China avanza en el control del comercio mundial y recursos clave. Trump, con su estilo directo, ha obligado a despertar, usando los aranceles como una herramienta de presión para negociar, no como un fin en sí mismo.
Mario Noya, director de Voz Us, destaca que el liberalismo económico necesita adaptarse a la realidad actual. El libre comercio, dice, ha dejado de ser tal cuando las reglas del juego están manipuladas por instituciones supranacionales y gobiernos proteccionistas. Critica el “argumentario liberal ingenuo” de que frente al proteccionismo se debe responder con más libre comercio, y defiende que EE.UU. ha sido el “pagafantas” del mundo, sosteniendo los costes de defensa global y permitiendo el acceso libre a su mercado, mientras los demás imponían trabas. Ambos alertan de que el déficit comercial de EE.UU. es insostenible, que su aparato productivo ha sido debilitado, y que China está usando los dólares que gana para minar el liderazgo económico y financiero occidental.