En los últimos días, los mercados han mostrado signos de recuperación, con los futuros en Estados Unidos al alza, revirtiendo las caídas de la semana anterior. Sin embargo, no podemos ignorar lo que está sucediendo en China. Los últimos datos económicos muestran que la inflación en el gigante asiático ha caído drásticamente, lo que plantea la posibilidad de un escenario de deflación. Los precios industriales han caído un 1,8%, lo que empieza a afectar gravemente a la economía de Xi Jinping, que ya enfrenta desafíos crecientes. Aunque esto podría ser una buena noticia para la economía global, ya que China sigue exportando deflación, aún estamos lejos de alcanzar el objetivo inflacionario del 2%.
En este contexto, los mercados asiáticos han reaccionado a la baja. El índice Hang Seng registra a estas horas una caída del 2,08% y el Nikkei también se encuentra en terreno negativo, arrastrado en gran parte por las pérdidas del pasado viernes. Mientras tanto, los futuros en Estados Unidos presentan signos de recuperación: el S&P 500 sube un 0,7% y el Nasdaq 100 un 0,2%. Sin embargo, esta recuperación sigue enmarcada en un septiembre que podría ser más volátil que el promedio de años anteriores, con caídas más pronunciadas. Todo esto ocurre en vísperas de eventos clave, como el debate electoral en Estados Unidos y los próximos datos sobre inflación, además de la esperada decisión del Banco Central Europeo (BCE) sobre las tasas de interés.
Sin embargo, me preocupa que el mercado aún nos reserve una caída más pronunciada que lo visto en los últimos años. Estamos ante una semana crítica: mañana es el debate electoral en Estados Unidos, el miércoles se conocerán los datos de inflación en ese país, y el BCE tomará una decisión clave sobre los tipos de interés. En este contexto, surge una pregunta crucial: ¿será suficiente una bajada de 25 puntos básicos para reactivar la economía estadounidense, que parece estar acercándose a una recesión?
Aunque la tasa de desempleo ha disminuido, el panorama no es tan optimista. Los salarios han dejado de crecer con la fuerza que lo hacían antes, ya que la presión para atraer trabajadores ha disminuido. Esto plantea la duda: ¿será necesario un recorte de 50 puntos básicos en lugar de 25 para evitar un frenazo económico? Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, se enfrenta a un dilema. Si opta por una reducción de 25 puntos básicos, podría parecer insuficiente; pero si decide por un recorte mayor, de 50 puntos, podría desencadenar una reacción no deseada en los mercados.
Además, Wall Street sigue muy atento a los indicadores de empleo. El sector de la construcción está experimentando una de las contracciones más rápidas de la historia reciente, con una caída en las vacantes de empleo que no se veía desde la crisis pandémica. En los últimos seis meses, las vacantes en la construcción han caído un 2,1%, una cifra sin precedentes. Esto no solo indica una desaceleración en el mercado inmobiliario, sino que también podría ser un indicio de una recesión que la Fed aún no ha reconocido del todo. Los analistas más pesimistas ya lo advierten: nos dirigimos hacia una recesión.
Por otro lado, no debemos perder de vista lo que ocurre en Venezuela. Edmundo González, líder de la oposición a Nicolás Maduro, ha llegado a Madrid para comenzar su exilio; ha asegurado que continuará su lucha por la libertad de su país. Pero persisten las dudas sobre el futuro de Venezuela persisten, y tanto el régimen de Maduro como figuras de la oposición, como María Corina Machado, se enfrentan a un panorama incierto. González quiere asumir la presidencia de Venezuela en enero desde Madrid, lo que añade más preguntas sobre la evolución de la crisis venezolana.
Así que, mientras el mundo financiero y político sigue en vilo por las decisiones que se tomen esta semana, la economía global se mantiene en una encrucijada. Las respuestas, en gran medida, dependerán de las acciones que tomen los principales actores en los próximos días y meses.