La creciente colaboración entre Corea del Norte y Rusia ha empezado a inquietar a China, que observa con recelo el impacto que esto podría tener en el equilibrio de poder en la península coreana y en las alianzas estratégicas de Estados Unidos en Asia. Aunque Pekín sigue siendo el principal aliado de Pyongyang, varios indicios recientes sugieren que el gobierno chino no aprueba el estrechamiento de relaciones entre ambos países.
Un mensaje del presidente chino, Xi Jinping, enviado la semana pasada a Kim Jong Un por el aniversario de la fundación de la República Popular China, omitió una habitual referencia a Corea del Norte como “país vecino amigo”, gesto interpretado por analistas como una sutil señal de desaprobación hacia la postura norcoreana. Al parecer, Pyongyang ha enviado más de 12.000 soldados a Rusia, supuestamente bajo la apariencia de trabajadores migrantes, para reforzar las filas rusas en Ucrania, según publica Financial Times. Esta decisión, que podría tensar aún más las relaciones en Asia, ha generado alertas en China sobre los riesgos de que Moscú y Pyongyang se acerquen demasiado en un contexto de alta sensibilidad geopolítica.
El despliegue de tropas norcoreanas, interpretado por expertos como una “escalada significativa”, podría perturbar el delicado equilibrio en la península coreana. Además, estos movimientos podrían propiciar una mayor cooperación militar entre Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, países que han reforzado sus lazos defensivos en respuesta a la influencia china en la región.
La tensión entre alianzas y el temor a una nueva Guerra Fría en Asia
Los lazos entre Corea del Norte y Rusia, fortalecidos desde que comenzó la guerra en Ucrania, despiertan temores de una reedición de la confrontación que, en la Guerra Fría, dividió a Asia en bloques. Esta semana, Japón expresó su preocupación ante el aumento de la cooperación entre Moscú y Pyongyang, advirtiendo que esto podría empeorar la situación en Ucrania y poner en riesgo la seguridad del área. Aunque Pekín no ha hecho comentarios directos, su inquietud por el creciente protagonismo de Pyongyang parece evidente desde la visita a Corea del Norte del funcionario chino Zhao Leji en abril, en un intento por influir en los movimientos de su vecino.
La postura de China y el temor a verse involucrada en un conflicto
China se enfrenta a un reto: Pyongyang se mantiene firme en su apoyo a Rusia y se ha acercado a Moscú en busca de beneficios económicos y tecnológicos. En junio, Kim Jong Un y el presidente ruso, Vladimir Putin, formalizaron un acuerdo de asistencia mutua en caso de agresión, una medida que ha generado gran inquietud en Pekín. Más allá de las alianzas tradicionales, China teme quedar atrapada en una posible escalada si la participación militar norcoreana en Ucrania convierte a Corea del Norte en un objetivo, algo que podría activar las obligaciones de defensa mutua de China bajo su tratado de alianza con Pyongyang.
La posibilidad de que Pyongyang aproveche su cercanía con Moscú para obtener asistencia militar y nuclear de Rusia también inquieta a Pekín, ya que esto podría intensificar la carrera armamentista en la región. En una muestra de la relación cada vez más estrecha entre ambos países, Kim visitó en 2022 el cosmódromo ruso de Vostochny, donde fue testigo de la avanzada tecnología espacial rusa.
Rusia y China: entre el pragmatismo y la tensión
A pesar de su reciente cooperación, muchos analistas dudan que Rusia esté dispuesta a priorizar sus relaciones con Corea del Norte sobre las que mantiene con China, en quien ha encontrado un respaldo crucial desde el inicio de la guerra en Ucrania. Sin embargo, algunos observadores sugieren que China podría estar permitiendo, o al menos tolerando, el envío de recursos norcoreanos a Rusia, aliviando así la presión de que Pekín deba prestar ayuda militar directa.
A largo plazo, China sigue siendo el país que mantiene la mayor influencia sobre Corea del Norte, lo cual le da cierto margen de maniobra. Sin embargo, por ahora, parece que Pekín opta por observar cautelosamente, evaluando hasta qué punto este acercamiento entre Moscú y Pyongyang representa una amenaza para sus propios intereses estratégicos en Asia.