China ha anunciado un cambio significativo en su enfoque económico para 2025, marcando su primera transición hacia una política monetaria más flexible desde 2010. Durante una reunión del Politburó presidida por Xi Jinping, se decidió adoptar una estrategia monetaria “moderadamente laxa” y una política fiscal “más proactiva”. Esta decisión busca contrarrestar los retos económicos globales y fortalecer el crecimiento interno, según informó la agencia oficial Xinhua.
Un cambio estratégico tras años de prudencia
Desde 2011, China había mantenido una política monetaria caracterizada como “prudente”, diseñada para enfriar la inflación posterior a la crisis financiera mundial. Ahora, ante presiones internas y externas, el Politburó ha optado por ajustar su enfoque. Esto incluye el fortalecimiento de herramientas anticíclicas no convencionales, como la reducción de tasas de interés, la flexibilización de reservas bancarias y posibles compras de activos.
Además de flexibilizar su política monetaria, el Politburó subrayó la importancia de expandir la demanda interna y estimular el consumo como motores clave de crecimiento. Este enfoque es parte de un plan más amplio que se establecerá durante la Conferencia Central de Trabajo Económico, donde se definirán los objetivos anuales, incluidos posibles ajustes en el crecimiento del PIB.
Un contexto desafiante
La economía china, aunque ha mostrado signos de estabilización tras estímulos aplicados desde septiembre, se enfrenta a amenazas graves como los aranceles prometidos por la administración de Donald Trump, que tomará posesión próximamente. Este riesgo de una “segunda guerra comercial” ha presionado a China a prepararse para escenarios adversos, incluyendo un posible crecimiento del PIB fijado alrededor del 5%, según algunos expertos.
Impacto en los mercados y perspectivas para 2025
El anuncio del Politburó ya ha tenido efectos inmediatos: el yuan se fortaleció en los mercados offshore, mientras que los bonos del gobierno chino y las monedas regionales como el dólar australiano y el neozelandés reaccionaron positivamente. Esto refleja la expectativa de que las medidas de estímulo monetario y fiscal impulsarán la recuperación económica.
China apuesta por un modelo de progreso que combine estabilidad e innovación. Sin embargo, la efectividad de este cambio dependerá de su capacidad para implementar herramientas que fortalezcan el consumo, estabilicen los mercados financieros y contrarresten posibles choques externos. Este giro marca una nueva etapa en la estrategia económica del gigante asiático, mientras navega por un panorama global lleno de incertidumbres.