El sector que lastra la economía china, el inmobiliario, es el objetivo de las medidas “históricas” del gobierno: el banco central chino facilita 1 billón de yuanes (138.000 millones de dólares) en financiación adicional y flexibiliza las reglas hipotecarias. Además, autoridades municipales podrían comprar algunos locales. La entidad estatal establecerá un servicio de représtamo para viviendas asequibles por valor de 500.000 millones de yuanes. El gobierno pretende con ello frenar la caída de la demanda de vivienda, detener la bajada de precios y disminuir el número de viviendas que no se venden. Además, el banco de China dispondrá de otros 500.000 millones de yuanes en su mecanismo de préstamo complementario prometido para apoyar políticas de reurbanización de áreas urbanas donde hay viviendas muy antiguas.
La crisis del inmobiliario en China comenzó en 2021 y ha ido creciendo hasta hoy, con empresas de construcción quebradas y edificios sin terminar o sin empezar. Tras el anuncio de las nuevas medidas, el índice de acciones inmobiliarias CSI 300 subió más de un 9%.