Para el gran público, totalmente desconocida. Para los que estamos en la industria desde hace décadas, y más para los que hemos vivido en Suiza años, Cargill es un habitual con quien es agradable hacer negocios. Considerada la empresa privada más grande de Estados Unidos, en pugna usualmente con el grupo Koch (1), Cargill no es sólo el rey de las commodities agrícolas, sino que también es un armador (2) con una flota significativa de más de 700 buques controlados en el agua durante el 2023. Este tamaño, le permite no solamente transportar sus mercancías (su in-house cargo book, en el argot de la industria), sino que puede ofrecer fletes a otros traders, mineros y grupos industriales de todo tipo. De hecho, su division de Shipping, denominada Cargill Ocean Transportation (COT), transportó el año pasado 250 millones de toneladas de mercancías. Sí, no es una errata, 250 millones, de las cuales el 80% fueron para clientes terceros (third-party business, en el argot). Aquí vemos claramente como el servicio marítimo de los grandes traders es cada vez más y más relevante, sino para qué se iban a meter a fletar barcos y operarlos en el mercado sino vieran claramente una fuente importante de captación de beneficios. Y de control de mercado, tanto a nivel de información y data en lo cual Cargill históricamente siempre ha sido un titán. Pionero en los años 50 eligiendo a Ginebra como su hub de expansión internacional (3), ciudad que más tarde se convertirá en un hub internacional de primer orden para los traders, el uso de la tecnología y la información es probablemente uno de los puntos fuertes del gigante americano. Con central en el Midwest americano y fundada en 1865 se ha mantenido privada en manos de las familias fundadoras. La cantidad de información que atesora en todas sus actividades desde los campos de cultivo hasta el producto final elaborado, le permite a Cargill tener un conocimiento de primer orden de la cadena de suministro y leer el mercado tanto de Commodities como de Shipping de una forma privilegiada desde un altar accesible a muy pocos en la industria. Eso unido a su enorme reputación en el mercado como armador que cumple de una forma impecable, podemos dar buena fe de ello, lo convierte en el armador preferido para muchos, más en tiempos de incertidumbre y disrupciones a doquier un día sí y otro también. Barco seguro con Capitán fiable, vale doble. Obviamente, su papel no es de gusto para todos ya que los armadores tradicionales (pensemos en los nórdicos, griegos, japoneses etc) se han visto superados en muchos campos por el gigante americano en un mercado donde precio y ejecución en cualquier escenario de mercado son las claves. No es cuestión de ventaja competitiva. Y menos en una industria como Shipping donde no hay barreras de entrada (sí de salida, pero). Su tamaño a efectos de flota le permite sentarse a la mesa de los Oldendorffs, Cosco, Navios, Norden y alguno más competiendo por los grandes contratos que se pelean en el mercado. Sobre todo para los contratos de reposición de flota, donde lo importante no es la carga en sí sino el cómo puedo optimizar mi lastre para el siguiente origen que sí es el importante. A la lista de comensales se podría incluir al nuevo Star Bulk después de la fusión con Eagle Bulk. El tamaño importa y mucho en esta industria, ciertamente en un proceso de concentración que no va a parar y que se extiende a otros segmentos de la misma como pueden ser los Shipbrokers.
(1) Lo de Koch, da para otro artículo. Interesantísimo holding con una visión a largo plazo .
(2) En puridad, Cargill no es un armador, sino más bien un ‘operador’ ya que toma posiciones en tonelaje en función de su lectura del mercado sin adquirir propiamente barcos sino solo fletándolos (alquilándolos) por un tiempo. Largo fletando buques (in), releteándolos en su caso a los entusiastas del mercado lockeando así un margen de beneficio, y/o corto adelantando redeliveries dentro del plazo acordado o tradeando FFAs. El flete como un commodity más, no lo olvidemos.
(3) Más tarde vendría Singapur, cada vez con más importancia por motivos obvios. Dubai, Varna y NY son también otros de sus centros, sin olvidarnos de Ámsterdam como escuela por donde pasan gran parte de los nombres relevantes de la compañía.
(4) A quien le interese estos asuntos que me escriba para sugerir lecturas, aunque algunos de los libros publicados últimamente pecan de cierto tremendismo (no todos los traders son demonios con tres ojos!) y sugieren cierto incremento del papel del regulador, lo cual no nos parece el camino en ningún caso más viendo qué pasa cuando la política inunda cada espectro.