BRUSELAS, 30 (EUROPA PRESS)
La Comisión Europea ha pedido este viernes a los países de la Unión Europea que endurezcan los controles de seguridad en frontera para reevaluar el nivel de amenaza de cada ciudadano ruso que quiera entrar en territorio comunitario con un visado de turista y que los agentes fronterizos puedan revocar el permiso si dudan de que vaya a abandonar la región tras los 90 días permitidos o si temen que sea un riesgo para la seguridad.
Los Veintisiete ya acordaron a principios de mes suspender el mecanismo que agilizaba la concesión de visados de corta duración a ciudadanos rusos en respuesta a la escalada del conflicto en Ucrania, pero la llamada a filas de 300.000 reservistas por el régimen de Vladimir Putin y la huida de muchos de ellos ha llevado a Bruselas a revisar sus recomendaciones sobre cómo gestionar estos trámites consulares.
“Un visado a la Unión Europea no es un derecho, es un privilegio”, ha advertido la comisaria de Interior, Ylva Johansson, en una rueda de prensa desde Suecia para explicar la revisión que Bruselas ha hecho de sus primeras directrices para endurecer la concesión de visados a Rusia y subrayar la necesidad de aplicar “controles más estrictos”.
La comisaria ha recordado que Moscú ha amenazado con emplear armas nucleares y que este mismo viernes el Kremlin ha anunciado la anexión ilegal de territorios ucranianos. “Esto es claramente una escalada del conflicto y supone también una escalada de la amenaza a la seguridad de la Unión Europea, necesitamos reaccionar a esto y vigilar de manera más estricta”, ha razonado.
Con todo, Johansson ha asegurado que la llamada a filas del Ejército ruso no se ha traducido en un incremento significativo de las llegadas de rusos a la frontera de la UE ni tampoco de las demandas de asilo (“20 o 30 semanales”, según la comisaria) y ha apuntado que la mayoría de los huidos se dirigen hacia otros países no comunitarios vecinos de Rusia.
Por ello, el Ejecutivo comunitario recuerda también en su actualización de las directrices para los visados ruso que los Estados miembro deberán observar con mayor cautela las solicitudes de visado que presenten ciudadanos rusos desde fuera de Rusia, por ejemplo en consulados de países de la UE de países terceros como Georgia.
Estos casos deben ser dirigidos al consulado responsable de su lugar de residencia, normalmente en la Federación de Rusia, recalca Bruselas en su informe a los Estados miembro.
Bruselas explica también que las autoridades nacionales deben dar instrucciones a sus consulados y guardias de fronteras para que ejerzan un control reforzado y adopten un enfoque estricto con respecto a la reevaluación de los visados ya expedidos a cualquier ciudadano ruso, sobre la base de un nuevo examen de su situación individual en el contexto geopolítico actual.
De este modo, según recuerda la Comisión, el artículo 30 del Código de Visados ya deja claro que la mera posesión de un visado no confiere un derecho de entrada automático en el espacio sin fronteras Schengen.
En caso de que existan motivos para la anulación o revocación, dicha decisión podrá adoptarla la guardia de fronteras, independientemente del Estado miembro de expedición del visado.
Aunque estas directrices se refieren a los visados de corta duración porque los de más de 90 año son competencia exclusiva de cada Estado miembro, Johansson también ha considerado que sería una “buena idea” que las autoridades nacionales reevaluaran y en caso necesario revocaran permisos de larga duración a ciudadanos rusos si su perfil de seguridad cambia a la luz de los últimos desarrollos en Rusia.
Aún así, Johansson ha querido dejar claro que estas explicaciones se refieren a la tramitación de visados -cuya tramitación urgente defiende para casos excepcionales como disidentes, periodistas independientes o necesidades familiares- y no afectan a las peticiones de protección internacional.
El derecho a solicitar asilo está recogido en el acervo comunitario, ha dicho la comisaria, y no hay duda de que se deben respetar los derechos fundamentales de los demandantes, registrar las solicitudes que presenten al llegar a la frontera de la UE y tramitar los expedientes con todas las garantías.
En cuanto a los transportistas, Bruselas señala que los operadores de transporte son responsables de los nacionales de terceros países a los que hayan trasladado hasta la UE a pesar de que se les haya denegado la entrada.
Por ello les pide estar “particularmente atentos” a la hora de verificar los documentos de viaje necesarios para la entrada, especialmente en el caso de los ciudadanos rusos y les recuerda que serán los responsables de devolver al país de salida a toda persona a la que se deniegue la entrada en la UE.