MADRID, 19 (EUROPA PRESS)
Bank of America ha señalado este martes su previsión de que el Banco Central Europeo (BCE) acometa una primera bajada de los tipos de interés -ahora están en el 4,5%- en junio de 2024, en tanto que la economía española registraría un crecimiento del 1,2% para ese ejercicio y del 1,5% para 2025.
En un encuentro con los medios, el economista jefe de la entidad para Europa, Rubén Segura-Cayuela, ha señalado que “el mercado ha corrido demasiado y es muy optimista” en lo referente a cuantiosas y prematuras bajadas de los tipos de interés por parte de los bancos centrales.
En ese sentido, Segura-Cayuela ha aducido, a la hora de explicar su apuesta de que el BCE llevará a cabo su primer recorte en junio, que la entidad presidida por Christine Lagarde esperará al mes de mayo para recibir datos de beneficios y salarios (como los salarios unitarios).
Ligado a esto, el directivo ha remarcado que a pesar del constatable crecimiento de los salarios -“tenemos muy poca evidencia de que los salarios tengan efectos de segunda ronda importantes”, ha agregado-, el descenso de la inflación no se verá afectado y se verá compensado por la reducción de los márgenes empresariales.
“Es más, por lo que hemos visto de la encuesta telefónica del BCE a empresas, yo diría que el ajuste de márgenes empresariales incluso está ocurriendo más rápido de lo que esperábamos todos”, ha apuntado Segura-Cayuela.
Así, desde la entidad han afirmado que esas bajadas de tipos serán lentas y que la tasa de depósito se estabalizará en el 2% a mediados de 2025 para llevar a cabo recortes adicionales a partir de 2026.
De cara al panorama macroeconómico, Bank of America prevé para Europa un crecimiento muy moderado en los próximos trimestres (un estancamiento, con tasas de crecimiento planas) con una modesta aceleración a finales de 2024 y a lo largo de 2025 gracias al descenso de la inflación, una mayor seguridad del suministro energético, el inicio de un ciclo de recortes de tipos, un leve endurecimiento fiscal y la reaceleración de la economía mundial.
De manera más concreta, España, mejor posicionada que el resto de Europa, registraría tasas de crecimiento ligeramente superiores al 1% en los dos próximos ejercicios, aunque tendrá que abordar una situación política inestable, además de que persisten retos a largo plazo, tales como que “la economía tiene que hacer frente a la baja productividad; las gran rigidez de algunos mercados; los desequilibrios fiscales y a la reasignación entre sectores del todavía numeroso grupo de desempleados”.
Respecto a las perspectivas inflacionistas, han apuntado que es probable que el desequilibrio entre una demanda deprimida y una oferta relativamente resistente, junto con un endurecimiento excesivo del BCE, lleve a la inflación a situarse por debajo del 2% en 2025, si bien en los próximos meses no descartan rebotes y resistencia por parte de la inflación subyacente.
Por otra parte, han puesto el foco en que en 2024 la economía pivotará con fuerza en torno a los riesgos geopolíticos, un calendario electoral que encontrará su máxima expresión en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, la retirada de políticas fiscales expansivas y el regreso de las reglas fiscales.
“Para mí el riesgo principal, veremos si [en la reunión del Ecofin] hay un acuerdo hoy o no sé si para el año que viene, es que acabemos con unas reglas fiscales que de nuevo nos generan demasiado poca demanda en Europa o una deficiencia crónica de demanda agregada en Europa que nos devuelva al equilibrio de bajas inflaciones que teníamos justo antes de la pandemia”, ha comentado Segura-Cayuela.
VISIÓN DE MERCADO
Bank of America prevé para 2024 un rendimiento inferior de los valores cíclicos frente a los defensivos, así como de las acciones tipo ‘value’ (valor infraponderado de una empresa en comparación con su valor real) frente a las de crecimiento (‘growth’, en la jerga del sector.
En ese línea, apunta que Europa es una región cíclica con un alto componente en ‘value’, lo que puede provocar que la renta variable europea registre un rendimiento inferior al esperado para el índice MSCI World.
Así, los expertos de la entidad consideran, junto a la mencionada previsión de que los beneficios empresariales caerán, que el índice europeo Stoxx600 se contraiga un 15% a mediados de año, momento en el que iniciaría una tendencia de recuperación.
EL ORO, CANDIDATO A ESCALAR HASTA LOS 2.400 DÓLARES LA ONZA
El máximo responsable global de materias primas y derivados de Bank of America, Francisco Blanch, ha señalado en la segunda parte de la conferencia que el oro -así como los metales preciosos en general- tiene para un 2024 un potencial alcista que podría llevar la onza a un máximo histórico de 2.400 dólares -el máximo histórico vigente se sitúa en torno a los 2.100 dólares-.
La explicación se encontraría en el previsible escenario de bajadas de tipos de interés, lo que restaría fuerza al dólar -y, en consecuencia, da más valor al activo refugio por antonomasia-, además de que los bancos centrales seguirían comprando con fuerza esta materia prima y entrarían nuevos flujos de inversión por parte de otro perfil de inversores.
De manera más general, Blanch ha señalado que ahora estamos en un ciclo de reabastecimiento que se extenderá a lo largo de 2024 por los recortes de tipos y se traducirá en un impulso alcista para los precios de las materias primas.
“Podríamos ver eventualmente presión alcista en la energía, aunque yo creo que eso tardará un poquito más de tiempo en materializarse, lo cual les puede dar un poco de colchón de oxígeno a los bancos centrales”, ha aducido Blanch.
Ante esa coyuntura, desde Bank of America proyectan que el barril de crudo Brent, de referencia en Europa, se sitúe en los 90 dólares para el año que viene, mientras que el estadounidense WT se situaría en torno a los 86 dólares, ya que esperan un “recorte importante” por parte de la OPEP liderada por Rusia y Arabia Saudí y observan que el mercado “puede estar siendo demasiado optimista” sobre los acontecimientos recientes en Oriente Próximo.
Con todo, prevén una caída en márgenes de refino, es decir, que “quizás tengamos precios más bajos de combustibles en su conjunto”.
En el ámbito del mercado gasista, Blanch observa para el gas TTF, de referencia en Europa, una oscilación entre los 35 euros/MWh como suelo y los 70 euros como techo, mientras que la tonelada de cobre se pondría como objetivo los 10.500 dólares y la de aluminio los 3.500 dólares.
Con todo, Blanch ha comentado a su vez el anuncio de las navieras de no transitar las aguas del Mar Rojo por el peligro que suponen los rebeldes hutíes, lo que se traducirá en rutas más largas y costosas que podrían actuar como catalizador alcista de las materias primas y del precio de los fletes.
Asimismo, ha destacado la volatilidad inherente en estos mercados y activos como consecuencia de los riesgos geopolíticos (Ucrania, Israel, China-Taiwán, etc.) que pueden alterarlo todo: “cualquier escalada podría desencadenar un salto [del crudo] a los 130 dólares”.