La zona euro ha visto cómo la inflación se acelera más de lo previsto hasta el 2,6% en mayo, frente al 2,4% en abril y superior a lo que se esperaba, un 2,5%. El IPC subyacente, que excluye componentes volátiles como energía y alimentos, sube dos décimas, desde el 2,7% al 2,9%, también por encima de lo previsto. Los malos datos ensombrecen las perspectivas de recorte de tipos del Banco Central Europeo; todo apunta a que se producirá en junio pese a todo, aunque la duda es qué pasará después. Frente a las apuestas de varias bajadas de tasas este año, prevalece ahora dos tendencias: la que una única bajada en 2024 y la que prevé tres recortes.