Condiciona las inversiones para la modernización de sus centros industriales a la evolución del marco regulatorio y fiscal en España
MADRID, 22 (EUROPA PRESS)
Repsol invertirá una cifra récord de entre 16.000 y 19.000 millones de euros en los próximos cuatro años (2024-2027) para acelerar su plan de trasformación hacia una compañía cero emisiones netas y protagonista en la transición energética.
Todo este esfuerzo inversor se verá acompañado de una rentabilidad garantizada para su accionista, con una retribución de 10.000 millones de euros, a través del pago del dividendo en efectivo -4.600 millones de euros- y de la continuidad en los programas de recompra de acciones durante el periodo -unos 5.400 millones de euros para alcanzar el rango del 25%-35% comprometido-, según la actualización del plan estratégico presentado por la compañía.
La nueva ‘hoja de ruta’ del grupo, después de pulverizar con dos años de antelación gran parte de los objetivos marcados en la anterior, incide así en el camino de profundizar en una transición energética rentable de la compañía y en priorizar “las inversiones en el actual portafolio integrado de activos de calidad y en iniciativas bajas en carbono, así como una atractiva retribución al accionista y el mantenimiento de la fortaleza financiera”, indicó la compañía.
De estas inversiones, cuya situación en la parte alta o baja de esa horquilla de 16.000-19.000 millones de euros se modularán en función del escenario macroeconómico, la evolución de la tecnología y de la regulación, la madurez de los proyectos y el avance en la rotación de activos y las desinversiones previstas, el 60% tendrá por destino la Península Ibérica, mientras que Estados Unidos supondrá el 25%, los dos grandes focos geográficos para el grupo.
Repsol acelera así su plan inversor para los próximos años, ya que en el último preveía unas inversiones de 19.300 millones de euros, aunque en un periodo de cinco años (2021-2025). Para 2024, la inversión neta prevista por la compañía se sitúa alrededor de los 5.000 millones de euros.
“Durante los próximos cuatro años mantendremos la misma estrategia que presentamos en nuestro plan anterior para afrontar la transición energética y apostaremos por todas las energías que satisfagan las necesidades de nuestros clientes. Estamos convencidos de que esta aproximación, en la que la descarbonización es una oportunidad atractiva para crear valor, crecer y ser rentables, es la más adecuada para nosotros”, destacó el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz.
Este aumento de la retribución a sus más de 520.000 accionistas y de las inversiones hasta 2027 estará respaldado por una sólida generación de flujo de caja operativa, que ascenderá hasta 29.000 millones de euros en el conjunto de los cuatro años, y en el bajo nivel de endeudamiento de la compañía, que se cifra en 2.096 millones de euros a 31 de diciembre de 2023 -6,7% sobre el capital empleado-.
En concreto, destinará entre el 25% y el 35% del flujo de caja de las operaciones a retribuir a sus accionistas, incluyendo dividendos y recompra de acciones.
INCREMENTO DEL DIVIDENDO DE UN 3% ANUAL.
Para 2024, Repsol ya ha anunciado un incremento de aproximadamente un 30% del dividendo en efectivo, hasta los 0,9 euros por acción, repartiendo 1.095 millones de euros. Respecto a la senda para los próximos tres años, el compromiso es incrementar un 3% anual esta cantidad total, hasta 1.197 millones de euros en 2027.
Así, la compañía confía en continuar manteniendo su sólida posición financiera, reflejada en su actual calificación crediticia (BBB+/Baa1), sobre la que se asienta la remuneración al accionista y el programa de inversiones.
No obstante, Repsol mantiene todavía en todo lo alto las espadas con el Gobierno español y, dentro de su negocio industrial -donde prevé unas inversiones globales netas de entre 5.500 y 6.800 millones de euros- condiciona inversiones para la transformación de sus instalaciones industriales y desarrollar iniciativas bajas en carbono a la evolución del marco regulatorio y fiscal en España.
La petrolera ha sido una de las compañías más beligerantes ante el impuesto extraordinario que estableció el Gobierno para la banca y las energéticas para hacer frente a la crisis por la guerra de Ucrania, siendo además la empresa más perjudicada con unos 450 millones de euros, y ya llegó a amenazar con llevarse proyectos fuera de España si se mantenía en el tiempo el gravamen.
En concreto, de sus siete complejos industriales en el mundo, seis de ellos están ubicados en la Península Ibérica y estima que su transformación para ser punteros y desarrollar productos de bajas emisiones, como los combustibles renovables, el hidrógeno renovable y el biometano, requerirán inversiones netas en un rango de entre 2.000 y 3.000 millones de euros, condicionadas así a esa regulación y la fiscalidad en el país.
Adicionalmente, 500 millones de euros se invertirán en descarbonizar activos convencionales, alcanzando una reducción de emisiones de 1,6 millones de toneladas de CO2 al final del período.
En esa apuesta por los combustibles renovables, Repsol pondrá en marcha la planta de biocombustibles avanzados de Cartagena este mismo mes de febrero, tras una inversión de 250 millones de euros; en 2025 sumará una segunda en Puertollano, con una inversión de 120 millones de euros, y prevé replicar este modelo en un tercer centro industrial en España antes del año 2030.
APUESTA POR EL BIOMETANO Y EL HIDRÓGENO VERDE.
El biometano y el hidrógeno renovable serán también importantes para la descarbonización de los complejos industriales de Repsol, usándolos como materia prima para producir combustibles renovables y otros productos descarbonizados.
Así, la compañía, la mayor productora y consumidora de hidrógeno de la Península, prevé alcanzar una producción equivalente de hasta 700 megavatios (MW) en 2027 y un máximo de 2.400 MW en 2030. Para ello, instalará electrolizadores en sus cinco centros industriales de España.
En biometano, se prevé alcanzar entre 1,3 teravatios hora (TWh) y 1,5 TWh en 2027. El objetivo de Repsol es alcanzar una capacidad total de producción de combustibles renovables, incluyendo hidrógeno renovable y biometano, de entre 1,5 y 1,7 millones de toneladas en 2027 y hasta 2,7 millones en 2030 en la Península Ibérica y en Estados Unidos.
Además de su plataforma en la Península Ibérica, la energética explora oportunidades para desarrollar iniciativas industriales bajas en carbono en otros mercados atractivos donde pueda aprovechar su experiencia y trayectoria, como Estados Unidos.
Así, las inversiones en iniciativas bajas en carbono del grupo seguirán ganando peso dentro de la transformación de la empresa y representarán un 35% del total.
ALCANZAR LOS 10.000 MW EN 2027.
A lo largo del periodo 2024-2027, la compañía presidida por Antonio Brufau invertirá entre 3.000 y 4.000 millones de euros netos para desarrollar de forma orgánica su cartera de proyectos y alcanzar 9.000 MW-10.000 MW de capacidad instalada en 2027. El 50% estará en la Península Ibérica y un 30%, en Estados Unidos, tras consolidar el ‘pipeline’ de Hecate y de ConnectGen.
Por su parte, la compañía prevé ampliar su presencia en Chile y en Italia, con una capacidad instalada conjunta de 1.500 MW en el año 2027.
En el negocio Cliente, realizará inversiones superiores a los 2.000 millones de euros entre 2024-2027, lo que supone un incremento medio anual frente al anterior periodo del 75%. Su apliación Waylet superará los 10 millones de clientes digitales al final del periodo y prevé la comercialización de combustibles renovables en 1.900 estaciones de servicio al final del periodo.
Además, la compañía también seguirá su escalada en el negocio de electricidad y gas y aspira a duplicar en 2027 su cifra de clientes hasta los cuatro millones.