“Es la gran tarea: la creación de una gran red europea eléctrica, de futuro para hidrógeno y ahora, gasoductos”, precisa el canciller alemán
MESEBERG (ALEMANIA), 30 (del enviado especial de EUROPA PRESS, Víctor Tuda)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el canciller alemán, Olaf Scholz, han certificado este martes el frente común para avanzar en el proyecto MidCat, el gasoducto para llevar gas desde la península al corazón de Europa, que apoyó públicamente Berlín pero que cuenta con las reticencias del presidente francés, Emmanuel Macron.
En unas declaraciones conjuntas tras participar en una reunión del Consejo de Ministros del Gobierno alemán, Sánchez ha exhibido sintonía en materia energética con Scholz. “Agradezco y mucho la visión compartida que tiene el canciller alemán sobre la necesidad de acelerar las interconexiones”, ha señalado el jefe del Ejecutivo español desde Meseberg, a las afueras de Berlín.
Sánchez ha lamentado que actualmente no se cumplen los objetivos de interconexiones entre la península y el resto de Europa marcados por la Comisión Europea, al estar por debajo del 3%. Esto hace, según el presidente del Gobierno, que España no explote al máximo su capacidad de regasificación, del 30% del total de la UE, por el “cuello de botella” que supone la falta de conexiones con el centro de Europa.
Sin realizar una mención expresa al rechazo de Francia a aumentar las conexiones a través de los Pirineos, ha apuntado a que la alternativa al MidCat es trabajar en el gasoducto que conecte España e Italia. “Si (las interconexiones) no se desarrollan al ritmo adecuado, en la estrategia europea RepowerEU también se traza otra interconexión que es la de la península Ibérica e Italia”, ha subrayado Sánchez.
De esta forma, el socialista español se ha marcado como meta mejorar las conexiones energéticas. “Eso es lo que tenemos que resolver, sea por Francia o por Italia”, ha incidido para afirmar que España “responderá a la llamada” de los países que más sufren el “chantaje inaceptable” en materia energética del presidente ruso, Vladimir Putin.
El proyecto MidCat lleva años paralizado por sus elevados costes y el hasta ahora bajo precio del suministro ruso. Restan por construir 226 kilómetros de tuberías desde la localidad catalana de Hostalric hasta la francesa Barbaira y España pide que la UE sufrague los gastos.
MEJORAR LAS REDES: “LA GRAN TAREA”
Por su lado, Scholz ha reiterado ante Sánchez su apuesta por un proyecto como el MidCat, apuntando que servirá también para aprovechar el potencial del sur de Europa en materia de hidrógeno verde.
“Es la gran tarea: la creación de una gran red europea eléctrica, de futuro para el hidrógeno y ahora para los gasoductos. Queremos hacer lo posible para lograrlo”, ha defendido el socialdemócrata alemán.
Scholz ha hecho un símil con otros momentos de crisis en Europa, apuntado que mejorar las conexiones entre europeos es algo que contribuye a dar “estabilidad a sociedades y economías”.
Alemania ha visto cómo se dispara el precio de la luz, al tiempo que la empresa rusa Gazprom ha reducido a un 20% el suministro a través del gasoducto Nord Stream.
BRUSELAS SE ABRE A INTERVENIR EL MERCADO
Sánchez ha participado este martes como invitado especial en el cónclave del Gobierno alemán en el castillo de Meseberg, al norte de la capital germana. La cita enfocada en energía y seguridad llega justo un día después de que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se abriera a intervenir el mercado eléctrico y abordar su reforma para hacer frente al “chantaje” energético ruso.
En Europa cunde la idea de fijar un techo al precio del gas, medida que se discutirá a nivel de ministros de Energía el próximo 9 de septiembre en pleno auge de los precios de la luz. Esto es algo que ya hacen España y Portugal gracias a la denominada como ‘excepción ibérica’, que podría extenderse ahora a otros Estados miembros.
Moncloa considera que el tiempo le está dando la razón al líder del Ejecutivo y entre los Veintisiete se abre paso la medida puesta en marcha hace dos meses por Madrid y Lisboa, con permiso de Bruselas y el beneplácito del resto de socios europeos, que ha permitido a España ahorrar 1.383 millones de euros, según los cálculos del Gobierno.