
La disputa comercial entre China y Estados Unidos ha vuelto a intensificarse tras la reciente imposición de aranceles del 10% por parte del expresidente Donald Trump sobre productos chinos. En respuesta, Pekín ha anunciado una serie de medidas cuidadosamente calibradas para evitar un impacto severo en su propia economía mientras envía un mensaje claro a Washington. Entre estas acciones se incluyen nuevos aranceles sobre productos estadounidenses, una investigación antimonopolio a Google y la inclusión de varias empresas en una “lista negra”. Todo esto ha sacudido los mercados globales y reavivado la tensión entre las dos principales potencias económicas del mundo, como ya ocurrió cuando Trump puso plazo a los aranceles a México y Canadá.
Un golpe controlado a la economía estadounidense
China ha aplicado aranceles del 15% sobre importaciones de energía estadounidense valoradas en menos de 5.000 millones de dólares y un 10% sobre el petróleo y equipos agrícolas de EE.UU. Además, Pekín ha iniciado una investigación sobre Google por presuntas violaciones antimonopolio, a pesar de que los servicios de Alphabet Inc. han estado bloqueados en el país desde 2010. Otras empresas estadounidenses, como PVH Corp. (propietaria de Calvin Klein y Tommy Hilfiger) y la firma de secuenciación genética Illumina Inc., han sido incluidas en una lista negra que podría afectar sus operaciones en el gigante asiático. Además, ya ha denunciado a Estados Unidos ante la OMC por la imposición de aranceles.
Estos movimientos han generado reacciones inmediatas en los mercados. Los futuros del Nasdaq 100 registraron caídas tras los anuncios, mientras que el precio del petróleo siguió descendiendo. El West Texas Intermediate se situó en torno a los 72 dólares por barril, mientras que el Brent osciló alrededor de los 75 dólares. En el mercado de divisas, el yuan prolongó sus pérdidas, aunque el oro, tradicional refugio ante la incertidumbre, apenas experimentó cambios.
Retraso en aranceles a México y Canadá: una tregua parcial
Mientras China respondía a la ofensiva comercial de Trump, el expresidente anunció que retrasaría por un mes la imposición de aranceles del 25% a México y Canadá. Esta decisión llegó después de que ambos países se comprometieran a endurecer sus políticas para frenar el flujo de migrantes y la exportación de fentanilo hacia Estados Unidos. Sin embargo, Trump enfatizó que aún no había un acuerdo definitivo con el gobierno mexicano, lo que deja abierta la posibilidad de que las medidas arancelarias puedan aplicarse en el futuro.
Tras el anuncio, el peso mexicano y el dólar canadiense revirtieron parte de sus pérdidas, mientras que el mercado de valores estadounidense logró recuperar terreno durante la jornada. No obstante, la incertidumbre persiste, ya que la estrategia de Trump ha demostrado ser volátil y susceptible a cambios abruptos.
Impacto y estrategia de China: represalias moderadas y advertencias veladas
La respuesta china ha sido calculada para enviar una advertencia sin desencadenar una escalada comercial que podría dañar su propia economía. En este sentido, el gobierno de Xi Jinping ha impuesto restricciones a las exportaciones de tungsteno y otros metales esenciales para la industria electrónica, la aviación y la defensa, sectores clave en la economía estadounidense.
China es el mayor productor de tungsteno del mundo, representando aproximadamente el 80% de la producción global. Este metal, conocido por su alta densidad y resistencia al calor, es fundamental en la fabricación de misiles perforantes, por lo que su control estratégico podría afectar la capacidad de producción militar estadounidense.
Además, la imposición de nuevos aranceles a productos estadounidenses por un valor total de 13.900 millones de dólares en 2024 demuestra que China está dispuesta a contraatacar, pero con una estrategia selectiva. Mientras que algunos bienes, como tractores y vehículos funcionales, enfrentarán un 10% adicional, productos energéticos como el gas natural licuado y el carbón tendrán un gravamen del 15%.
Mercados y diplomacia: entre la presión y la negociación
Los mercados reaccionaron de manera moderada a las medidas chinas. El índice Hang Seng China Enterprises, que agrupa a las principales acciones chinas en Hong Kong, se recuperó con una ganancia del 3% tras una caída inicial. El yuan offshore mostró estabilidad después de reducir sus pérdidas, mientras que las monedas vinculadas al comercio con China, como el dólar australiano y neozelandés, también atenuaron sus descensos.
Pese a la confrontación comercial, ambas potencias mantienen abiertos los canales diplomáticos. Durante el fin de semana, Trump ordenó la imposición de aranceles generalizados a las exportaciones chinas, argumentando la incapacidad de Pekín para frenar el tráfico de drogas ilegales. Sin embargo, el propio expresidente dejó entrever la posibilidad de diálogo, al afirmar que tenía previsto hablar con Xi Jinping en las próximas 24 horas, aunque el gobierno chino no ha confirmado esta comunicación.
Un equilibrio entre represalia y negociación
La respuesta de China a los aranceles de Trump ha sido estratégica y mesurada. Si bien ha impuesto sanciones que afectan a empresas y productos estadounidenses, ha evitado medidas drásticas que pudieran generar un colapso en las negociaciones. Pekín busca mantener abiertas las puertas al diálogo mientras deja claro que está dispuesta a responder si la escalada comercial continúa. Por su parte, Trump mantiene su postura agresiva, pero al mismo tiempo, deja margen para la negociación, consciente del impacto que un enfrentamiento prolongado podría tener en la economía global.
A medida que se acerca la fecha de implementación de los aranceles chinos, prevista para el 10 de febrero, los mercados seguirán atentos a cualquier señal de distensión o escalada en este conflicto comercial que, una vez más, redefine las reglas del juego en la economía mundial.