El expresidente de Estados Unidos y presidente electo, Donald Trump, ha encendido nuevamente tensiones comerciales al exigir que la Unión Europea aumente considerablemente sus compras de petróleo y gas estadounidense. Trump advirtió a través de su plataforma Truth Social que, de no cumplir con esta demanda, la UE enfrentará nuevos aranceles por parte de Estados Unidos.
En su publicación, Trump escribió: “Le dije a la Unión Europea que deben compensar su tremendo déficit con Estados Unidos mediante la compra a gran escala de nuestro petróleo y gas. De lo contrario, ¡¡¡será cuestión de ARANCELES!!!”. Estas declaraciones llegan en un momento delicado, ya que Europa ha redoblado esfuerzos para asegurar su suministro energético tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia, que llevó a una significativa reducción en las entregas de gas natural por parte de Moscú.
La respuesta de la UE: más compras, pero con reservas
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, había adelantado en noviembre pasado que la UE evaluaría la posibilidad de comprar más gas natural licuado de Estados Unidos como parte de su estrategia para reducir la dependencia energética de Rusia. “Aún recibimos mucho GNL de Rusia. ¿Por qué no reemplazarlo con GNL estadounidense, que es más barato para nosotros y reduce nuestros precios de la energía?”, expresó von der Leyen en su momento.
No obstante, la amenaza de Trump ha sido interpretada por algunos funcionarios europeos como innecesaria. Según un alto cargo de la UE, estas declaraciones podrían considerarse un gesto político más que una advertencia real, dado que Bruselas ya había expresado interés en ampliar sus compras de combustibles estadounidenses.
Aranceles como herramienta de presión
La postura de Trump no es nueva. Durante su primera presidencia, utilizó la amenaza de aranceles para presionar a la UE en diversas negociaciones comerciales. En aquella ocasión, el entonces presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, accedió a aumentar las importaciones de gas estadounidense para evitar una guerra comercial. Este patrón parece repetirse ahora con su regreso al escenario político.
Trump también ha mencionado la posibilidad de aplicar un arancel general del 20% a las importaciones estadounidenses que no provengan de China. Una medida de este calibre podría tener repercusiones significativas para los exportadores europeos, especialmente en sectores como el automotriz y la tecnología. El propio presidente actual, Joe Biden, ha asegurado que aumentar los aranceles sería un error que repercutiría negativamente en Estados Unidos.
Un panorama económico complejo
En paralelo a estas tensiones, los mercados energéticos muestran señales de incertidumbre. El viernes, el precio del crudo Brent, el referente internacional, bajó un 0,4% para situarse en 72,61 dólares por barril. De manera similar, el West Texas Intermediate también registró una caída del 0,4%, alcanzando los 69,14 dólares por barril.
Los analistas del think tank Bruegel, con sede en Bruselas, han señalado que la UE debería respaldar cualquier compromiso de aumentar las compras estadounidenses con la amenaza creíble de represalias, en caso de que Washington decida implementar aranceles. En su análisis, aseguran que la clave estará en mantener un equilibrio entre las necesidades energéticas del bloque y la defensa de sus intereses comerciales.
Una relación comercial bajo presión
El cruce entre Donald Trump y la Unión Europea evidencia las tensiones latentes en la relación transatlántica. Mientras Europa busca diversificar sus fuentes de energía y reducir su dependencia de Rusia, las presiones de Trump podrían complicar las negociaciones. Queda por ver si estas amenazas de aranceles resultan en una verdadera guerra comercial o si ambas partes logran encontrar un punto medio para preservar sus intereses estratégicos y económicos.