Lorenzo Ramírez, periodista económico, somete a su afilada visión la escalada del conflicto entre Rusia y Ucrania sin dejar de mirar a Donald Trump y su próxima llegada a la Casa Blanca.
Asegura el periodista que la incertidumbre crece mientras el mundo sigue de cerca los movimientos en Rusia, Ucrania y Estados Unidos. La posibilidad de una escalada que desemboque en un conflicto global está en el aire, y las preguntas no cesan: ¿Se sentará Putin con Trump? ¿Llegará Trump vivo a la Casa Blanca? Y, mientras tanto, ¿estallará la Tercera Guerra Mundial? Declara Lorenzo Ramírez que las élites europeas aprovechan para implantar la idea del terror, aunque, en este caso, es un terror muy real.
El contexto en Rusia es de tensión creciente. Según algunos expertos, la presión sobre Putin es evidente. “El pueblo ruso está empezando a darse cuenta de que los están metiendo en una ratonera” , señala Ramírez.
Mientras tanto, en Europa se despliega una estrategia que prevención mezcla y manipulación. Bajo el paraguas de la OTAN, varios gobiernos están intensificando sus esfuerzos para preparar a sus poblaciones frente a escenarios de guerra y emergencia. Sin embargo, no todos ven estas acciones como simples medidas de precaución.
Se argumenta que este enfoque no solo busca proteger a la ciudadanía, sino también aprovechar el contexto para implantar una narrativa de miedo. “Se nos dice que debemos prepararnos para un escenario hipotético de guerra, como si no fueran los mismos políticos quienes están creando este contexto”. Se trata de aprovechar una situación de emergencia, creada por los mismos políticos que nos entregan el manual de instrucciones para infundir más terror a la población, que de esta manera puede estar perdiendo gran parte del espíritu crítico. Y toca Lorenzo Ramírez otra tecla: “La población del Báltico no es consciente de que está jugando su propio destino en una partida diseñada por otros”. El recurso de meter miedo a la población es muy viejo, pero se intenta modificar el relato y señalar a los que ven lo que ocurre.
A medida que estas dinámicas se desarrollan, todas las miradas están puestas en los próximos meses. “Todos estamos con los dedos cruzados, esperando que este mes pase rápido y que se alcance una solución para Ucrania”, solución que pasaría por el Despacho Oval y por Donald Trump.
Por último, las críticas no solo apuntan a Rusia y la OTAN, sino también a Estados Unidos. Lorenzo Ramírez lanza un dardo hacia Mark Rutte, el secretario general de la Alianza Atlántica, calificándolo como “un empleado de la Casa Blanca”, sea bajo la gestión de Biden o de Trump.
En este delicado tablero geopolítico, el tiempo corre y las preguntas siguen sin respuesta. ¿Podrá evitarse una nueva catástrofe global? Por ahora, lo único claro es que reina la incertidumbre.