La Red Euromediterránea de Científicos Medioambientales y Climáticos de (MedECC) ha presentado en Bakú sus últimas conclusiones sobre los riesgos que enfrentan las zonas costeras del Mediterráneo, destacando entre ellos la reducción inevitable de las áreas destinadas al “turismo de sol y playa”. Este diagnóstico subraya los desafíos urgentes que plantea el cambio climáticos para una región considerada uno de los principales destinos turísticos del mundo.
El informe, elaborado por el grupo independiente de expertos de MedECC en colaboración con la Unión por el Mediterráneo (UpM), recopila datos actualizados sobre los peligros climáticos y ambientales que amenazan al Mediterráneo. Entre los problemas más críticos identificados figuran el aumento de las temperaturas, el calor extremo y la subida del nivel del mar, factores que requerirán importantes esfuerzos de adaptación.
El estudio presentado en la COP29, en Bakú, se basa en el Primer Informe de Evaluación del Mediterráneo (MAR1), el primer análisis científico de alcance regional que aborda el cambio climático y la degradación ambiental en esta región. El documento no solo identifica las principales amenazas, sino que también propone soluciones de adaptación específicas.
Entre los riesgos destacados, las inundaciones derivadas del aumento del nivel del mar son señaladas como el mayor desafío para las comunidades de la cuenca mediterránea. El informe destaca que numerosas infraestructuras clave, incluidos aeropuertos, están en alto riesgo de sufrir daños por inundaciones. Por ejemplo, el caso de la inundación en el aeropuerto de El Prat, en Barcelona.
España alerta en la COP29
En el marco de la COP29, celebrada recientemente en Bakú, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, lanzó un contundente mensaje: “El cambio climático mata”. Durante su intervención, Sánchez recordó las devastadoras inundaciones que afectaron a Valencia el pasado 29 de octubre, calificándolas como uno de los mayores desastres climáticos en la historia reciente de España.
En paralelo, la organización ecologista internacional Greenpeace participó en la cumbre para visibilizar los impactos de la crisis climática. En una acción simbólica, Greenpeace expuso objetos personales y restos vinculados a diez desastres naturales ocurridos en distintos puntos del mundo, incluidas las inundaciones de Valencia.
El informe de MedECC advierte que, sin medidas de adaptación adecuadas, los riesgos asociados a las inundaciones repentinas seguirán aumentando debido a la intensificación de las lluvias torrenciales y al crecimiento demográfico en áreas costeros propensas a inundaciones. Este fenómeno amenaza particularmente a países como España, Turquía, Grecia, Italia y Francia.
Pero los riesgos no se limitan a las inundaciones. El aumento del nivel del mar afecta directamente a sectores económicos clave, como el turismo, mientras que el incremento de la temperatura del agua fomenta la expansión de especies exóticas invasoras, alterando los ecosistemas locales. Según el informe, para finales de siglo, hasta 20 millones de personas podrían verse obligadas a abandonar sus hogares debido a estas problemáticas.
Además, se prevé que las temperaturas en la región mediterránea aumenten drásticamente con respecto a los niveles preindustriales, alcanzando picos de hasta 7 °C más en verano hacia finales del siglo XXI. Este aumento tendrá graves implicaciones para la salud pública y la disponibilidad de agua dulce.
El estudio subraya que, a medida que las temperaturas globales continúen en ascenso, los recursos esenciales, como el agua dulce, se volverán cada vez más escasos, exigiendo estrategias de adaptación innovadoras y eficientes. En este sentido, el informe hace un llamado a los países del Mediterráneo a actuar con urgencia para mitigar los efectos del cambio climático y proteger los ecosistemas y comunidades de la región.