El crecimiento económico en la zona del euro parece encaminado hacia una recuperación gradual, impulsada por la moderación de la inflación y el repunte del consumo y la inversión. Según la Comisión Europea, en la voz de Paolo Gentiloni, el Producto Interno Bruto de la región aumentará un 1,3% en 2025 y un 1,6% en 2026, cifras que superan las proyecciones recientes del Fondo Monetario Internacional y destacan un panorama relativamente optimista.
Sin embargo, este avance no está exento de desafíos. La geopolítica y el proteccionismo comercial global podrían obstaculizar estas perspectivas, especialmente en un contexto marcado por tensiones internacionales, como las guerras en Ucrania y Medio Oriente, y los riesgos asociados con posibles políticas arancelarias por parte de Estados Unidos bajo el liderazgo de Donald Trump.
Inflación a la baja y recuperación del consumo
La moderación de la inflación es un punto clave para el optimismo económico. Se espera que el crecimiento de los precios al consumidor disminuya al 2,1% en 2025 y alcance el 1,9% en 2026, alineándose con el objetivo del 2% del Banco Central Europeo. Este proceso desinflacionario, que ya muestra avances significativos, está generando un entorno más favorable para los consumidores y las empresas.
El Comisario de Economía de la UE, Paolo Gentiloni, destaca que la reducción de la inflación, combinada con un desempleo históricamente bajo, permitirá un aumento gradual en el consumo privado y la inversión. Sin embargo, Gentiloni advierte sobre los desafíos estructurales y la incertidumbre geopolítica que podrían limitar el crecimiento a largo plazo.
Amenazas geopolíticas y el impacto de Trump
Aunque el informe de la Comisión no menciona directamente a Donald Trump, su reciente victoria electoral en Estados Unidos introduce un nuevo factor de riesgo para la economía europea. Las promesas del presidente electo de implementar aranceles más altos a países como China y otros socios comerciales podrían impactar negativamente a la economía abierta de la zona euro.
El presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, advirtió que un aumento en los aranceles estadounidenses podría costarle a Alemania hasta un 1% de su producción, agravando las dificultades de su sector manufacturero, que ya atraviesa una etapa de debilidad persistente.
Proyecciones regionales y factores de impulso
El informe de la Comisión resalta la mejora en las perspectivas para el consumo y la inversión corporativa. Se espera que los hogares reduzcan sus tasas de ahorro a medida que las tasas de interés caigan, lo que liberará más recursos para el gasto. Asimismo, las empresas podrían beneficiarse de balances sólidos, el aumento de las ganancias y mejores condiciones crediticias.
A nivel regional, países como España lideran el crecimiento con una expansión proyectada del 3% en 2024, impulsada por el consumo y el fortalecimiento de la inversión, aunque se espera que se desacelere al 2,3% en 2025. Se espera que la inflación disminuya hasta el 2% en 2026, mientras que el déficit de las administraciones públicas alcanzará, según las previsiones, el 3% del PIB este año, debido a la eliminación de los descuentos en los precios de la energía. Disminuirá en 2025 y se estabilizará en 2026.
El papel del BCE y las proyecciones de déficit
La política monetaria desempeñará un papel central en la recuperación económica de la región. Con el BCE comprometido a reducir los costos de financiamiento, los economistas anticipan una mayor flexibilización en las reuniones futuras. A pesar de los avances, la meta de inflación del 2% no se alcanzará hasta el último trimestre de 2025, según las previsiones.
En cuanto a los déficits presupuestarios, se proyecta que el colectivo de la zona del euro se reduzca por debajo del límite del 3% del PIB en 2024. No obstante, Francia sigue siendo una excepción notable, con un déficit que solo se reducirá al 5,4% en 2026 desde el 6,2% actual. En Italia, se espera una disminución más pronunciada, llegando al 2,9% en el mismo período.
Conclusión: oportunidades y precauciones
El crecimiento proyectado en la zona del euro ofrece motivos para el optimismo, pero no sin cautela. A medida que la inflación sigue disminuyendo y el consumo privado muestra signos de recuperación, la región tiene la oportunidad de fortalecer su economía. Sin embargo, los riesgos geopolíticos, protagonizados por la guerra en Ucrania y el conflicto abierto en Oriente Medio; el impacto de las políticas proteccionistas por parte de los hasta ahora socios comerciales; y las tensiones internacionales podrían convertirse en obstáculos significativos.
Para avanzar, los Estados miembros deberán equilibrar cuidadosamente la reducción de la deuda con el apoyo al crecimiento, aprovechando el nuevo marco de gobernanza económica y los fondos de recuperación pospandemia. En un mundo cada vez más interconectado, la estabilidad y la cooperación serán claves para enfrentar los desafíos venideros.