Los líderes europeos se encuentran reunidos en Budapest, en una cumbre informal en la que destaca uno de especial relevancia en las últimas horas: el futuro de las relaciones entre la Unión Europea y Estados Unidos, con Donald Trump sentado en el despacho oval. Con la incertidumbre en torno a las políticas exteriores y comerciales que el expresidente estadounidense pueda retomar en su nuevo mandato, los mandatarios del bloque europeo se preparan para enfrentarse a múltiples desafíos.
Trump ha demostrado durante su campaña su intención de elevar la tensión comercial con el resto del mundo, imponiendo aranceles generalizados a todos los productos de fabricación extranjera que entren en Estados Unidos. De llevar a cabo esta medida, sería especialmente grave en el caso de Europa, muy dependiente de las exportaciones y acuciada todavía por una débil recuperación económica.
Pero este es solo uno de los aspectos a estudiar sobre el nuevo mandato de Trump. En Budapest, las discusiones también abarcan el tema de la OTAN y la guerra en Ucrania. El republicano ha señalado su intención de replantear el apoyo financiero y militar a Ucrania, lo que preocupa a los miembros europeos que mantienen una postura de defensa y apoyo al país invadido. Además, la retórica del presidente electo sugiere que podría incentivar a Rusia en acciones desfavorables hacia los países que no cumplan los objetivos de gasto militar de la OTAN, lo cual pone en riesgo a algunos miembros de la alianza atlántica.
A pesar de las tensiones, la Comisión Europea ha tomado previsiones para afrontar los retos que implicaría una política exterior de Trump basada en intereses transaccionales, la cual ya resultó desafiante para la UE en su primer mandato. “Estamos preparados para cualquier imprevisto que surja”, aseguró un diplomático europeo bajo anonimato, resaltando el enfoque de diálogo y fortaleza que la UE busca mantener.
El primer ministro húngaro Viktor Orbán, anfitrión de las reuniones en Budapest, ha manifestado abiertamente su respaldo a Trump y considera que una Europa más cercana a sus políticas podría ser beneficiosa para una “paz duradera”. En esta línea, se ha rumoreado que Orbán podría invitar a Trump a participar en la cumbre de manera remota, lo cual generaría fuerte reacción.
La agenda en Budapest concluirá con una cumbre de la UE en la que se espera un nuevo pacto para la competitividad del bloque, en línea con las recomendaciones formuladas por el economista Mario Draghi. La presencia de figuras como Draghi y la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, indica que Europa no busca solo estrategias reactivas ante Trump, sino una base sólida para reformar. Entre las ausencias destacadas, la del canciller alemán, Olaf Scholz, que se enfrenta a una crisis de gobierno. El presidente español, Pedro Sánchez, renunció a asistir por las consecuencias de la dana en España.