Donald Trump volverá a la Casa Blanca en enero, pero no gracias a los mismos votantes de su elección anterior. En las recientes elecciones presidenciales de Estados Unidos, el expresidente ha logrado aumentar su respaldo en varios segmentos del electorado, incluyendo el voto hispano, juvenil y de trabajadores sin título universitario. Su campaña, marcada por un mensaje populista y nacionalista, ha atraído a estos electores con promesas de proteccionismo económico y rebajas fiscales, logrando un crecimiento en casi todas las regiones del país.
Uno de los avances más significativos de Trump se vio en el apoyo del electorado hispano. Según datos de Edison Research, el respaldo hispano a Trump aumentó de un 32% en 2020 a un 46% en estos comicios, representando una ganancia de 14 puntos porcentuales. Se trata de la mayor participación hispana a favor de un candidato republicano desde la década de los 70. En los condados con alto porcentaje de hispanos electorales, el margen de apoyo a Trump frente a su contrincante demócrata, Kamala Harris, mostró un aumento promedio de 13 puntos.
El giro en el electorado hispano ha sido influenciado, en parte, por votantes más jóvenes y con perspectivas políticas que difieren de las de generaciones anteriores. Los jóvenes hispanos no comparten la misma memoria política que sus mayores, quienes normalmente favorecían al Partido Demócrata. Entre los hombres hispanos, Trump obtuvo un 55% de apoyo, 19 puntos más que en 2020, mientras que entre las mujeres hispanas alcanzó el 38%, superando su cifra anterior en 8 puntos.
La economía y la inmigración fueron temas clave para los votantes. Aproximadamente dos tercios de los partidarios consideran que la situación económica es deficiente, y un 46% indicó que su situación financiera personal empeoró en los últimos cuatro años. Este descontento económico ha favorecido la narrativa de Trump, quien se ha presentado como el defensor de los trabajadores, incluidos los hispanoamericanos, un grupo que en su mayoría pertenece a la clase trabajadora y que ha sido golpeado por el incremento en los precios y tasas de interés.
Además de su fortaleza en el voto hispano, Trump registró un aumento en el apoyo de votantes sin estudios universitarios, quienes representaron poco más de la mitad del electorado. Con un 56% de apoyo entre este grupo, Trump consolidó su base entre los trabajadores de clase media, mientras que Harris mantuvo una ventaja similar a la de Biden en 2020 entre los candidatos con título universitario.
Los avances de Trump también se reflejaron en grandes áreas urbanas, donde su rendimiento superó en cinco puntos el de 2020. Harris, aunque logró el 60% del voto en los condados urbanos más grandes, obtuvo un margen cinco puntos inferior al de Biden en 2020. En distritos clave como el condado de Nassau, en Nueva York, Trump ganó con un 52%, consolidando su presencia en áreas estratégicas para las aspiraciones demócratas.
La competencia en estos sectores del electorado resalta los cambios demográficos y económicos en la política estadounidense. La victoria de Trump entre los votantes sin título universitario y su creciente respaldo hispano ilustran una transformación en las tendencias tradicionales, que podrían redefinir el escenario político.