China responde a la decisión de la UE de imponer altos aranceles a sus fabricantes de vehículos eléctricos. El gobierno chino ha instado a sus principales fabricantes de automóviles a reducir significativamente sus inversiones en aquellos países de la UE que apoyan esta medida. La información fue compartida por fuentes familiarizadas con las conversaciones en exclusiva para Reuters, quienes detallaron que esta política está destinada a proteger los intereses de los fabricantes chinos en el mercado europeo, tras los nuevos aranceles de hasta el 45,3% que entraron en vigor el miércoles pasado.
El Ministerio de Comercio de China organizó una reunión el pasado 10 de octubre y notificó a Geely que debería pausar sus grandes planes de inversión en activos, con fábricas en países que respaldaban la propuesta de la UE.
Francia, Polonia e Italia, junto a otros siete miembros de la UE, apoyaron los aranceles a los eléctricos chinos en la votación de este mes de octubre; cinco países se opusieron, entre ellos Alemania, y doce se abstuvieron. Francia e Italia han sido países que, aunque han promovido inversiones extranjeras en su sector automotriz, han mostrado preocupación ante el impacto de los automóviles eléctricos chinos de bajo costo en sus propias industrias. Italia, por ejemplo, ha mantenido negociaciones con Chery y Dongfeng Motor sobre posibles acuerdos de inversión, aunque el gobierno italiano no ha emitido declaraciones al respecto.
La directiva del Ministerio de Comercio de China también desaconseja a las empresas automotrices sostener negociaciones individuales con los gobiernos europeos, sugiriendo que trabajen en conjunto para coordinar sus estrategias en la región. Esta recomendación refleja una política ya aplicada en julio, cuando China pidió cautela a sus fabricantes no invertir en países como India y Turquía, y ser precavidos con las inversiones en Europa, que requieren de grandes sumas y gran conocimiento de la normativa legal local.
A pesar de esta situación, algunas automotrices chinas mantienen planes de expansión en países que votan en contra de los aranceles. BYD, por ejemplo, sigue adelante con la construcción de una planta en Hungría y estaría evaluando trasladar su sede europea desde Países Bajos hacia Hungría, buscando optimizar costos.