Claves del día de Jose Antonio Vizner
El discurso de clausura de Putin en la cumbre BRICS de Kazán puso de relieve esta pugna mundial, con el conflicto ucraniano convertido en el escenario de confrontación entre los bloques occidentales y orientales. Occidente se ha visto obligado a reconocer que este conflicto trasciende las fronteras de Ucrania, posicionando al país como un epicentro en el que las potencias se enfrentan de manera indirecta. La presencia de Antonio Guterres en el evento, y su saludo a Putin, dejó a Ucrania visiblemente molesta. Y aunque Guterres manifestó su deseo de encontrar una paz duradera para Ucrania, su neutralidad se vuelve cada vez más complicada en este contexto.
Por otro lado, los ecos de la situación económica mundial se sintieron también en la cumbre. Las dificultades que enfrenta Mercedes-Benz son un recordatorio de la vulnerabilidad del sector automotriz europeo ante los avances de la competencia china y la presión constante de Tesla. Hace un año, Mercedes reportaba márgenes de beneficio superiores al 12%, una cifra que para este año se había proyectado en 8,5%. Sin embargo, los resultados reales son más desalentadores, con márgenes que apenas alcanzan el 5%. Los analistas del sector ven esta caída como una señal de una crisis más profunda en la industria automotriz europea, a medida que las marcas chinas y estadounidenses ganan terreno.
Mientras tanto, en Washington se considera ya una opción drástica: permitir que Ucrania utilice armas occidentales de largo alcance para llevar a cabo ataques en suelo ruso. Esta medida, que hace unos meses habría sido impensable, ahora parece una posibilidad en respuesta a la creciente tensión en la guerra y la conexión de Rusia con Corea del Norte. No podemos ignorar que este es un paso que reconfiguraría las reglas del juego, ampliando el alcance del conflicto en múltiples sentidos. La otra demanda de Zelensky —la inclusión de Ucrania en la OTAN— sigue sin materializarse, pero el apoyo de Occidente al país parece estar en un proceso de redefinición y ajuste.
Y en el trasfondo, la batalla contra la inflación sigue librándose con intensidad. Christine Lagarde y Jerome Powell se enfrentan a un dilema que no parece tener solución inmediata. Los indicadores señalan que esta guerra aún no ha terminado, y podría haber un repunte inflacionario, especialmente en el ámbito energético, que traería una volatilidad poco deseada para ambas economías. Los analistas cada vez dudan más de que se trate de un fenómeno transitorio y sugieren que la volatilidad en los precios de la energía podría ser solo el preludio de un nuevo ciclo inflacionario.
Cada uno de estos factores contribuye a una realidad compleja y en constante cambio. La cumbre de los BRICS ha demostrado cómo el mundo se encuentra en un delicado equilibrio, en el que el conflicto en Ucrania y las tensiones económicas globales ejercen una presión constante sobre los líderes y sus políticas. La próxima fase de este panorama global exigirá decisiones cruciales y compromisos firmes, mientras que el desenlace de estos eventos dejará un impacto duradero en el orden mundial.