Claves del día de Jose Antonio Vizner
Cuando observé las imágenes de un dron israelí capturando los últimos momentos de Yahya Sinwar, líder de Hamás, no pude evitar reflexionar sobre el tipo de guerra que estamos presenciando en la actualidad. Este conflicto, marcado por una sofisticación tecnológica sin precedentes, no se parece en nada a las guerras del pasado. Estamos en una era en la que los drones y la inteligencia artificial están en el centro de la estrategia bélica, y la inversión en tecnología de ataque se convierte en un factor decisivo. La afirmación del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de que “se ha saldado la cuenta” tras la muerte de Sinwar, me parece, sin embargo, algo incompleta. A pesar de este golpe contra Hamás, Netanyahu insiste en que la guerra no ha terminado y que aún queda trabajo por hacer. La guerra en Oriente Medio, a pesar de los avances en la ofensiva, no se resolverá únicamente con la eliminación de un líder.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reaccionó de manera optimista ante la muerte de Sinwar, declarando que fue “un buen día para Israel” y sugiriendo que podría acercarnos al final del conflicto. No obstante, me pregunto si es realista pensar que la eliminación de un solo líder, por muy influyente que haya sido, será suficiente para poner fin a un conflicto de estas dimensiones. El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, por su parte, fue más tajante, afirmando que no echará de menos a Sinwar, lo que pone de manifiesto la postura de muchos en Occidente: la eliminación del enemigo parece ser el principal objetivo, aunque no se hable tanto de lo que viene después.
Este tipo de conflicto, más tecnológico y quirúrgico, refleja también una realidad que va más allá del campo de batalla. Recientemente, Ray Dalio, el reconocido inversor, advirtió sobre la situación económica global, alertando sobre un panorama financiero frágil. En su visión, el ciclo de la deuda a largo plazo está entrando en su fase más peligrosa. Dalio no deja lugar a dudas al señalar que, si no tienes oro en tu cartera es porque no entiendes ni la historia ni la economía. Me llamó la atención cómo, en medio de guerras y tensiones geopolíticas, las advertencias económicas de figuras como Dalio parecen anticipar una tormenta inminente que podría atraparnos a todos.
En su análisis, Dalio predice que en los próximos 18 meses podríamos experimentar una contracción económica significativa, junto con un proceso de reestructuración de deuda que dejará a muchos inversores desprevenidos. Sus palabras son una advertencia directa: estamos en una etapa avanzada y peligrosa del ciclo de la deuda, en la que los niveles de activos y pasivos son insostenibles. Esta perspectiva me lleva a pensar en cómo se entrelazan los eventos globales. Mientras algunos celebran victorias tácticas en el campo de batalla, la inestabilidad económica sigue su propio curso, amenazando con desestabilizar aún más el escenario mundial.
Otro tema que no puedo dejar de lado es la situación en Ucrania. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, ha defendido lo que él considera las dos únicas opciones viables para garantizar la soberanía plena de su país: la entrada de Ucrania en la OTAN o el acceso a armas nucleares. Cuando leí esto, no pude evitar pensar en cómo, una vez más, la política de la disuasión nuclear sigue siendo parte del juego estratégico en Europa. Sin embargo, Zelensky fue claro al afirmar que no busca construir armas nucleares, sino que quiere asegurarse de que Occidente entienda que la entrada en la OTAN es la única vía realista para garantizar la seguridad de Ucrania.
Me preocupa que, a pesar de la claridad de Zelensky, Estados Unidos y otros actores occidentales no parecen ver la urgencia de su mensaje. Aunque algunos en Europa han interpretado sus palabras como una advertencia nuclear, Zelensky ha insistido en que ese no es el mensaje. Sin embargo, la falta de consenso en Occidente sobre cómo abordar la situación ucraniana refleja, en mi opinión, una desconexión preocupante entre las expectativas de los líderes en el terreno y la respuesta de la comunidad internacional.
Nos encontramos, así, en un escenario global complejo, donde los avances tecnológicos en la guerra, las advertencias económicas sobre la deuda y las tensiones geopolíticas en Europa parecen estar avanzando hacia un punto de inflexión. Mientras líderes como Netanyahu celebran victorias en el campo de batalla y economistas como Dalio nos advierten sobre lo que se avecina, me pregunto si estamos realmente preparados para enfrentarnos a las consecuencias de nuestras acciones o, como parece ser cada vez más evidente, si simplemente estamos entrando en un “lío importante”.