Las próximas elecciones estadounidenses del 5 de noviembre presentan un escenario complicado para la economía europea, ya que ambas opciones —una presidencia de Kamala Harris o un segundo mandato de Donald Trump— ofrecen resultados que pueden implicar riesgos para el Viejo Continente.
En dos áreas clave, la política comercial y el reparto de los costos de seguridad entre los aliados de la OTAN, Europa no espera recibir grandes beneficios de una presidencia de Harris. Según diversos analistas consultados por Reuters, Harris seguiría el mismo enfoque que Biden, lo que implica mantener las políticas proteccionistas y la presión para que Europa asuma más responsabilidades en su defensa. Juan Ignacio Crespo, analista económico, destaca que “Europa está sin rumbo” y añade: “Cualquiera de los candidatos estadounidenses plantea desafíos, pero Trump es menos predecible y podría enfrentarse más con la Unión Europea” .
Por otro lado, un posible regreso de Trump a la Casa Blanca plantea múltiples amenazas. Si decidiera retirar el apoyo militar a Ucrania, Europa se vería obligada a aumentar rápidamente su gasto en defensa, algo que muchos gobiernos europeos no están preparados para hacer.
¿Europa está preparada para más aranceles?
Una guerra comercial global iniciada por Trump sería un golpe devastador para la economía europea, especialmente si impone aranceles generalizados, como ha amenazado. En este contexto, los expertos coinciden en que Europa podría ser la gran perdedora. La creciente tensión entre Estados Unidos y China en el ámbito comercial también preocupa a las economías europeas, ya que la región depende en gran medida de sus exportaciones.
La situación es particularmente alarmante para las industrias manufactureras europeas, que dependen fuertemente del comercio exterior. Casi el 50% de la producción europea proviene del comercio, una cifra que duplica la de Estados Unidos. Además, 30 millones de empleos en Europa están relacionados con la manufactura, lo que convierte a la región en altamente vulnerable a cualquier restricción comercial.
El apoyo al libre comercio en Washington ha disminuido en la última década. Joe Biden decidió no eliminar por completo los aranceles durante el mandato de Trump y, si Harris ganara, seguiría un camino similar. En cambio, Trump ha sugerido que podría imponer aranceles del 10 al 20% sobre todas las importaciones, incluidas las de Europa. Este tipo de medidas tendría un impacto significativo en sectores como el de la aceituna en España, que ha visto caer sus exportaciones a Estados Unidos un 70% desde que Trump impuso aranceles en 2018.
A nivel empresarial, las compañías europeas con presencia en Estados Unidos también enfrentan incertidumbres. Por ejemplo, Trumpf, una empresa alemana que suministra equipos para la producción de baterías de vehículos eléctricos, ha decidido no ampliar sus operaciones en Estados Unidos hasta que los resultados de las elecciones sean claros.
En cuanto al gasto en defensa, una victoria de Trump podría acelerar la necesidad de que Europa aumente sus presupuestos militares, lo que generaría tensiones adicionales en unos gobiernos ya afectados por la deuda pospandémica.
En resumen, aunque una presidencia de Harris tendría un impacto limitado en la economía europea, los riesgos de un segundo mandato de Trump son evidentes y potencialmente más dañinos. Según Goldman Sachs, si Trump sigue adelante con su propuesta de imponer aranceles, la zona euro podría ver una disminución de un punto porcentual en su producción, lo que afectaría gravemente a la región, que este año se espera que crezca apenas un 0,8 %, cita Reuters.
Los expertos advierten que la situación en Europa, con su débil crecimiento y crisis energéticas, no está preparado para enfrentarse a estas nuevas amenazas comerciales y geopolíticas. Aunque la Comisión Europea ya está trabajando en planes de contingencia para afrontar cualquier posible resultado electoral en Estados Unidos, llegar a un consenso en la UE no será fácil. Las divisiones internas del bloque, como las recientes disputas sobre cómo abordar las importaciones de vehículos eléctricos chinos, ilustran lo difícil que será para Europa prepararse para los desafíos que se avecinan.
Algunos analistas optimistas sugieren que una victoria de Trump podría ser el impulso necesario para que Europa finalmente implemente reformas estructurales profundas. Sin embargo, en un contexto tan incierto, parece que la economía europea sigue caminando sobre una cuerda floja, vulnerable tanto a las decisiones de Washington como a los cambios en Pekín.