“Netanyahu no quiere parar la guerra de Israel porque le mantiene seguro en el poder”. Basallote
En el primer aniversario de los ataques del 7 de octubre, el ejército israelí ha reportado que ha llevado a cabo bombardeos en más de 40.000 objetivos, ha descubierto 4.700 túneles y ha destruido 1.000 instalaciones de lanzamiento de cohetes. Hamás ha llevado a cabo ataques en Tel Aviv.
La evidencia sobre el terreno revelan que la escalada en Oriente Medio es exponencial con un aumento de violencia y víctimas mortales sobrepasando líneas rojas, sostiene Antonio Basallote Marín, profesor de Historia y de Estudios Árabes e Islámicos, especializado en Oriente Próximo.
“Hamás ha sido un movimiento de resistencia radicalizado” y el 7 de octubre es la continuación a ataques previos de hasta 17 años de bloqueo y cercamiento. “El ataque de Hamás del 7 de octubre fue la explosión de una olla a presión de 17 años”, era lógico que explotase, señala Basallote. Las víctimas de Gaza conocidas son las registradas en hospitales, por lo que son muchas más. A pesar de la masacre de la guerra, los palestinos han puesto sobre la mesa la cuestión del Estado de Palestina.
Los países de Oriente Próximo, salvo Israel, están llamando a la contención del conflicto, como dijeron algunos portavoces en la Asamblea General de Naciones Unidas.
Quien lleva la iniciativa de la escalada militar barriendo las fronteras y rompiendo las líneas rojas ha sido Israel desde el pasado 8 de octubre. Irán ahora ha respondido después de dos ofensivas. “Netanyahu no quiere parar la guerra de Israel porque le mantiene en el poder de manera segura frente a las acciones de corrupción”, detalla Basallote. “Si Israel siente que puede hacer lo que quiera por el apoyo de EEUU no acabará la guerra”.