Por primera vez desde 2006, el ejército de Israel ha realizado incursiones en el Líbano, como venía anunciando desde la tarde del lunes; con apoyo aéreo, intentan desmantelar la operatividad de Hezbolá en la frontera. Se trata de “ataques selectivos” y limitados en objetivos ubicados en aldeas cercanas a la frontera, que “representan una amenaza inmediata para las comunidades israelíes en el norte de Israel”.
Las fuerzas libanesas se habían colocado en posiciones estratégicas a lo largo del límite fronterizo y, según comentarios de Avichay Adraee, el portavoz en árabe del ejército de Israel, se están produciendo “fuertes combates” en esta región sur del Líbano. Hezbolá, mientras, ha seguido disparando cohetes y artillería hacia una localidad israelí cercana a la frontera, lanzamientos que las FDI afirman haber interceptado.
Sigue habiendo controversia sobre si el ejército israelí ha lanzado o no una invasión sobre el sur del Líbano, dado que no hay informaciones acerca de enfrentamientos entre ambas partes. CNN, citando fuentes de seguridad libanesas, asegura que Israel llevó a cabo “operaciones transfronterizas”, pero sus fuerzas no permanecen en el Líbano. Se trataría, pues, de “incursiones localizadas”, muy limitadas en alcance y en el área de operación. Un responsable de Hezbolá ha negado que las fuerzas israelíes hayan entrado en Líbano, según Reuters.
La entrada del ejército israelí en suelo libanés representa una importante escalada del conflicto entre Israel y Hezbolá; este grupo armado está respaldado por Irán, al tiempo que Estados Unidos se posiciona al lado del estado judío. El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, se comunicó por teléfono con el secretario de Estado de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, con quien discutió los detalles de la operación. Estados Unidos ha lanzado este mismo martes una advertencia a Irán instándole a que no ataque a Israel o habrá consecuencias.
Israel ha lanzado un ataque sin precedentes a su histórico enemigo Hezbolá, al que ha descabezado eliminando a sus líderes principales y al que ha desarmado en parte bombardeando sus arsenales y depósitos de munición. Pese a todo, el grupo militar aseguraba que estaba listo para luchar contra las FDI.
La comunidad internacional ha expresado su “profunda preocupación” antes los acontecimientos y las peligrosas repercusiones que puede generar. Irán ha mostrado su apoyo a Líbano, al igual que Rusia, Turquía y otros países del entorno; Israel cuenta con el respaldo de Estados Unidos como socio prioritario, pero también con Reino Unido, Francia, Arabia Saudí, EAU, Jordania, Egipto y casi todo Occidente, si bien muchos líderes han manifestado su preferencia por una solución diplomática antes que por el conflicto armado.
Analistas internacionales apuntan a que Irán no intervendrá por razones puramente económicas; las sanciones occidentales la asfixian y la pasividad bélica podría ayudarle en este sentido. Podría, además, reconstruir Hezbolá más adelante. Israel, por su parte y según expertos, debería realizar una operación breve en Líbano, no solo para evitar más bajas entre sus tropas sino para protegerse económicamente: la semana pasada, Moody’s rebajó su calificación crediticia y el gobierno israelí se ha endeudado fuertemente para financiar los conflictos entre el país y Hamas y Hezbolá. Según Bloomberg, el déficit presupuestario de Israel para 2024 será el más alto de este siglo (exceptuando la pandemia).
Tras meses de ataques y contraataques entre Israel y Hezbolá, en Líbano se han producido cerca de un millón de desplazados, la mayoría en las últimas semanas, cuando se han recrudecido los bombardeos. El primer ministro libanés, Najib Mikati, ha pedido 400 millones de dólares en ayudas para poder atenderlos; el país aún se está recuperando de una enorme crisis económica en 2019 y no dispone de medios.