Claves del día con Jose Antonio Vizner
El clima de tensión entre Israel y el Líbano es palpable y la gran incógnita es si nos encaminamos hacia una guerra en el sur del Líbano. Todo parece indicar que la estrategia de Netanyahu en esta frontera sigue el mismo patrón que en Gaza: primero, desplazar tropas, lo que genera pánico en la población y provoca que muchos abandonen sus hogares, para luego esperar el momento preciso para lanzar una ofensiva. Es un juego táctico que parece repetirse, y esta vez el objetivo es Hezbolá. Netanyahu está replicando la estrategia de Gaza.
El escenario en Oriente Medio es sombrío. Estamos a las puertas de un conflicto entre Israel y Hezbolá, y Netanyahu ha dejado claro que “Israel no puede permitir que Hezbolá dañe sus hogares”. ¿Hemos regresado a una época de confrontación bélica continua? Pareciera que estamos regresando a una Edad Media de guerra, una división profunda en la humanidad. Esta polarización, que comenzó con la guerra en Ucrania, se extiende ahora al corazón de Oriente Medio, donde Gaza ha dejado de ser el foco de atención y ahora se dirige ahora hacia el Líbano. Estamos presenciando cómo se amplía el conflicto y nos encontramos al borde de un mundo en guerra.
Mientras tanto, en la ONU, el secretario del Estado de EE.UU., Antony Blinken, hacía hincapié en el impacto del invierno en la guerra en Ucrania y cómo este podría ser un momento clave para frenar a Putin. “Estamos decididos a ver el éxito de Ucrania”, dijo Blinken, un mensaje que busca reforzar el apoyo internacional a Zelensky y su Plan de Victoria. Pese a que aún no se conocen los términos de este plan, Rusia ya ha dicho que lo estudiará, pero en principio no se sentará a negociar. El presidente ucraniano busca garantías de seguridad por parte de la OTAN, algo complicado en este contexto.
Por otro lado, China no se queda atrás en este juego geopolítico. El gigante asiático está dispuesto a hacer lo que sea necesario para reactivar su economía, y esto ha sido bien recibido por los mercados. La inyección de liquidez y otras medidas del gobierno chino han generado un repunte, con la bolsa subiendo un 3%. A diferencia de los mercados americanos, que apenas han registrado un tímido crecimiento del 0,09%, China ha demostrado que no se dejará doblegar y está lista para ajustar sus políticas, incluso en materia de tipos de interés, para asegurar que sus ciudadanos tengan más dinero en los bolsillos y quiera gastarlo.
Este movimiento estratégico de China no solo ha sido una sorpresa para los mercados, sino que ha enviado un mensaje claro: el gigante asiático está en pleno control de su destino económico y hará lo que sea necesario para mantener su economía en marcha. Frente a un mundo convulso y polarizado, con tensiones en Oriente Medio y una guerra que parece no tener fin en Ucrania, el papel de China se vuelve cada vez más relevante, no solo como una potencia económica, sino también como un actor clave.