En un movimiento inesperado, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, junto a sus colegas, anunció un significativo recorte de las tasas de interés, con el objetivo de mantener la fortaleza de la economía estadounidense ante crecientes riesgos en el mercado laboral. Esta decisión marca un giro en la política monetaria, alejándose de la prioridad de combatir la inflación.
Powell destacó que la medida de reducir las tasas en medio punto porcentual—más de lo anticipado por los expertos—es un esfuerzo para evitar una recesión. Aunque la economía sigue mostrando solidez, el jefe de la Fed fue claro en que futuras decisiones dependerán del comportamiento económico en los próximos meses.
“El mercado laboral sigue fuerte y nuestra decisión busca mantener esa estabilidad,” declaró Powell tras la reunión de dos días del comité de política monetaria. Además, defendió la decisión ante posibles críticas por haber tardado en recortar las tasas, asegurando que este paso es una muestra del compromiso de la Reserva Federal con la estabilidad económica: “No creemos que nos estemos quedando atrás”, subrayó.
Sin embargo, no todos los miembros de la Fed estuvieron de acuerdo con el recorte más agresivo. Michelle Bowman fue la única en votar en contra, prefiriendo una reducción más modesta de un cuarto de punto porcentual. Este desacuerdo marca el primer voto disidente entre los gobernadores de la Reserva Federal desde 2005.
El debate sobre cuánto más debería reducirse la tasa continúa. Las proyecciones muestran que mientras algunos responsables políticos apoyan más recortes para fin de año, otros se muestran cautelosos, con siete de los 19 miembros abogando por reducciones menores en 2024 y dos oponiéndose a cualquier nueva baja este año.
La medida de Powell refleja un intento por lograr el tan ansiado “aterrizaje suave” de la economía, evitando una recesión sin perder de vista la meta del 2% de inflación.