En el reciente Foro Económico Oriental de Vladivostok, el presidente Putin ha declarado las prioridades de la economía rusa: se olvida de Occidente y mira a Oriente. El presidente ruso resalta la relevancia de fortalecer la cooperación económica con Asia-Pacífico, destacando que es clave para el futuro de la economía y las relaciones comerciales de Rusia. Este enfoque estratégico plantea un giro hacia Asia, alejándonos de la tradicional dependencia europea. La idea rusa es diversificar sus relaciones comerciales e infraestructurales y dejar de depender únicamente del petróleo.
Entre sus planes contempla la creación de una red ferroviaria de doble vía que conectará el este de Rusia con el sur global, permitiendo un paso fronterizo más eficiente en tan solo diez minutos. Este cambio busca preparar a Rusia para un futuro de crecimiento económico sostenido, con especial foco en la inversión en ciencia y tecnología.
Además, para fortalecer sus rutas comerciales, Rusia prevé construir nuevos rompehielos y mejorar las infraestructuras en la Ruta del Mar del Norte, incrementando el flujo de carga y consolidando su posición en el comercio marítimo.
Por otro lado, en Estados Unidos, las señales económicas no son alentadoras. El empleo se está desacelerando y las empresas empiezan a ajustarse a esta nueva realidad. La economía estadounidense ha perdido impulso y los tipos de interés podrían empezar a bajar pronto. Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal (FED), enfrenta este panorama complicado con la posibilidad de una reducción de 75 puntos básicos en las tasas de interés para septiembre. La gran pregunta es si la FED ha actuado demasiado tarde.
Varios informes sugieren que una recesión podría llegar a finales de este año o principios de 2025. La economía real de EE.UU., más allá de las grandes tecnológicas, está mostrando signos de debilidad, con un aumento en los despidos. Esta situación ha llevado a muchos inversores a preguntarse si la FED ha cometido un error en su política de tasas de interés.
La curva del bono estadounidense a 10 años ya está invertida, lo que significa que los rendimientos a corto plazo son más altos que a largo plazo, una anomalía en los mercados financieros. En condiciones normales, el dinero a largo plazo debería ser más caro, pero la expectativa de una futura caída de los tipos ha invertido esta tendencia.
En cuanto a Europa, el informe de Candriam muestra que, mientras otras regiones comienzan a repuntar, Europa sigue estancada, particularmente por el débil desempeño de Alemania, que ha afectado al resto del continente. Mientras países como España presentan una tendencia positiva, aunque en el -1,8%, Italia ha mostrado un repunte del +2,0%. Este estancamiento industrial alemán ha sido un duro golpe para la economía europea y muchos coinciden en que el Banco Central Europeo ha cometido un error importante, que ahora estamos pagando todos los europeos.