Kamala Harris ha conseguido ya el compromiso verbal de suficientes delegados demócratas como para asegurarse la nominación como candidata, y lo ha hecho menos de 36 horas después de que Biden se apartara de la carrera presidencial y le ofreciera su respaldo. Associated Press publica una encuesta no oficial en la que se anotan más de 2500 delegados a Harris, muy por encima de los 1976 imprescindibles para ganar la votación.
La vicepresidenta lleva hoy su campaña a Milwaukee, capital del crucial estados de Wisconsin; será la primera prueba para constatar si será rival para Donald Trump en las elecciones a la Casa Blanca. Wisconsin, Michigan y Pensilvania se consideran estados imprescindibles para ganar la presidencia y, en todos, Biden iba por detrás de Trump en las encuestas.
Pese a la evidente desventaja con la que parte, Kamala Harris aún tiene bazas: su campaña recaudó 81 millones de dólares desde que se retiró Biden, este domingo, una cifra muy similar a los 95 millones que el presidente había recaudado hasta finales de junio. Se mantiene la incógnita de a quién elegirá para acompañarla, aunque se especula con que será hombre y blanco, para abarcar el mayor número de simpatizantes posible.
Las estrategias de ambos líderes han comenzado a tomar forma: Kamala Harris atacará a Trump desde el lado judicial, refiriéndose a sus múltiples litigios cerrados y pendientes. El republicano, por su parte, intentará ligar a la demócrata a la política migratoria del gobierno Biden, muy impopular.