Si vas a generar más problemas, vete, Pedro Sánchez, déjanos ya tranquilos.
Se trata de una carta impresentable. Un líder del país no puede pasar sus problemas a los 48 millones de españoles, como si Alejandro Magno le hubiese dicho a sus soldados que se iba a reflexionar a la montaña. Lo que ha hecho Pedro Sánchez es impresentable, aunque estamos acostumbrados. Su estrategia de victimismo es su manual de resistencia. Nadie sabe qué va a hacer, salvo Pedro Sánchez.
Para mí, Begoña Gómez es inocente hasta que se demuestre lo contrario, confío en la Justicia; pero Sánchez tendría que haber calificado sus actividades, al menos, como “imprudentes” y pedir perdón a los españoles. Esta imprudencia es causa de dimisión en un país serio, el victimismo sobra.
Pedro Sánchez está pensando solo en él. ¿Qué va a hacer? Se habla de que quiere ir a un puesto internacional, quizás ha estado negociando una salida al Consejo Europeo y lo anunciará el lunes, aunque sea complicado. El problema de Sánchez es que es el presidente con menos apoyo electoral y de ciudadanos de la historia de la democracia, gobierna con 120 escaños, cuando la mayoría es con 176. A eso se le suma que depende de Puigdemont. Su problema es suyo y él solo se metió en el problema juntándose con esta gente que no cree en España.
Lo peor es que se ponga en riesgo la economía española y la imagen internacional de España. El riesgo es que afecte a la deuda pública y, de momento, los bonos amanecen bien. Nadie en el mercado de bonos se cree nada de la carta, una buena noticia en el mercado. Es más fácil creer en la Santísima Trinidad que en Pedro Sánchez.