Pide premiar a las empresas que hagan llamamientos frecuentes, un sueldo mínimo en inactividad e indemnizar por el “fin de llamamiento”
MADRID, 15 (EUROPA PRESS)
La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) ha presentado este lunes un estudio en el que, basándose en microdatos de la muestra continua de vidas laborales de 2022, cuantifica el número de trabajadores fijos discontinuos en 1,42 millones de personas, sumando activos e inactivos, cifra que multiplica por más de dos la existente antes de la reforma laboral de 2021.
De esta cantidad, el 27% (377.000 trabajadores) tiene además otro trabajo, es decir, que está pluriempleado, ya sea con otro contrato fijo discontinuo (esté o no activo) o con otro tipo de contrato o relación laboral, incluyendo el empleo por cuenta propia.
La mayor parte de los fijos discontinuos trabajan en la hostelería y la educación. Del total de 1,42 millones de fijos discontinuos cuantificados por Fedea a cierre de 2022, con nueve meses de aplicación plena de la reforma laboral, 731.000 estaban en activo y 753.000 no tenían actividad. Si se excluyen los inactivos que estaban en alta en otros empleos, el total de fijos discontinuos baja hasta 1,25 millones de personas, con 730.000 personas en activo y 518.175 en inactividad.
En este trabajo, elaborado por el profesor e investigador de Fedea Florentino Felgueroso, se presenta un método alternativo para cuantificar el número de trabajadores fijos discontinuos y su desglose de acuerdo con su situación de actividad o inactividad utilizando la muestra continua de vidas laborales de 2022, que constata una estimación “considerablemente superior” a las cifras de la Encuesta de Población Activa (EPA) que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Pero los datos, ha explicado Felgueroso, sí se acercan bastante a los que comunicó el Gobierno en el Senado en respuesta a una pregunta escrita que formuló el PP. En dicha respuesta, se estableció que a finales de diciembre de 2022, el número de demandantes de empleo excluidos del paro registrado por ser fijo discontinuo en período de inactividad fue de 443.078 personas, entre los que 268.402 percibían prestaciones.
“Si al número de fijos discontinuos en inactividad desempleados de la muestra continua de relaciones laborales en esa fecha (518.175) le aplicamos las tasas de fijos discontinuos inactivos de la EPA que son demandantes de empleo inscritos en las oficinas de empleo públicas (79,8%) y los que son perceptores de prestaciones (51,9%), obtenemos cifras muy similares a los comunicadas en el Senado: 413.332 demandantes y 269.124 beneficiarios de prestaciones”, señala Fedea, que pide mayor rapidez en la depuración de datos, sobre todo al Ministerio de Inclusión, para poder hacer un seguimiento más cercano en el tiempo de la situación de estos trabajadores.
Uno de los motivos que explican la divergencia de los datos de Fedea con los ofrecidos por la EPA, ha explicado Felgueroso, es que esta encuesta del INE sólo pregunta a los entrevistados por su empleo principal, por lo que no recoge las relaciones laborales secundarias ni aquellas en las que un empleo de carácter fijo discontinuo no se considera el principal.
De hecho, Felgueroso ha subrayado que el número de fijos discontinuos que tenían más de un empleo se multiplicó por más de cuatro entre enero y diciembre de 2022, llegando a representar el 27% del total.
Felgueroso ha expuesto las limitaciones de los indicadores sobre trabajadores fijos discontinuos procedentes de las series de afiliados a la Seguridad Social y demandantes inscritos en las oficinas públicas de empleo, y de la EPA y ha realizado una propuesta alternativa para cuantificar el stock de trabajadores fijos discontinuos con los historiales laborales de afiliación a la Seguridad Social para intentar superar estas limitaciones.
La aplicación de este método a muestra continua de vidas laborales de 2022, la última disponible, indica que el “uso masivo” de contratos fijos discontinuos generó rápidamente un aumento considerable de trabajadores con esta modalidad contractual.
EL 22% DE LOS CONTRATOS FD ACABAN POR ABANDONO VOLUNTARIO O DESPIDO
Atendiendo a los datos del SEPE, desde abril de 2022 hasta marzo de 2024 se han realizado 4,9 millones de contratos fijos discontinuos, cerca de 1,6 millones más de los que realizaron en los 22 años anteriores. Su peso sobre el total de la contratación indefinida ha pasado de representar el 9,1% a suponer un 34,7%.
Según el estudio de Fedea, el 22,4% de las relaciones laborales con contratos fijos discontinuos que tuvieron algún periodo de actividad en 2022 acabaron antes de fin de año con una ruptura o interrupción debida a causas distintas del pase a situaciones de inactividad, esencialmente por abandono voluntario del trabajador o por despido. De hecho, de ese 22,4% de relaciones finalizadas, la mitad se produjo por una baja o dimisión voluntaria del trabajador.
El informe también pone el acento en el “rejuvenecimiento” de los trabajadores fijos discontinuos, pues la proporción de jóvenes de 16 a 24 años se triplicó a lo largo de 2022, llegando a suponer el 22% del total. Este colectivo de trabajadores discontinuos se caracteriza por sus mayores tasas de inactividad y de ruptura de los contratos por abandono voluntario.
REMUNERACIÓN MÍNIMA EN PERIODOS DE INACTIVIDAD Y ‘BONUS-MALUS’
Teniendo en cuenta estos primeros resultados, Fedea realiza una serie de propuestas para mejorar la situación de los fijos discontinuos, un colectivo “con el que se ha forzado un poco la máquina”, pues, debido a la reforma laboral, se están haciendo estos contratos en actividades que realmente requerirían un contrato temporal.
Así, en caso de que el stock de fijos discontinuos en inactividad siga creciendo, con escasos llamamientos de corta duración y un tiempo de trabajo total por persona reducido, Fedea pide medidas para aumentar la frecuencia y duración de los llamamientos, como una remuneración mínima en los períodos de inactividad o la introducción de un ‘bonus-malus’ que eleve las cotizaciones sociales a las empresas con tasas de rotación relativamente altas (que hagan llamamientos más frecuentes) y reduciéndolas a las empresas con tasas relativamente bajas.
“Convendría analizar qué aporta el hecho de que los trabajos intermitentes tengan contratos indefinidos en comparación con la situación anterior, caracterizada por una sucesión de contratos temporales. En principio, al ser un contrato indefinido, el trabajador debería sentirse más protegido que un trabajador con contrato temporal. Sin embargo, si las rupturas de las relaciones laborales con contratos fijos discontinuos siguen creciendo y su causa principal es el abandono voluntario de los trabajadores, habrían dejado de percibir la indemnización por cese del contrato temporal”, argumenta Fedea.
En este sentido, insta a recuperar la indemnización por cese en forma de indemnización “por fin de llamamiento” como manera de obligar a las empresas a asumir el coste de la rotación. Si la relación laboral terminara en despido, lo que propone Fedea es que los trabajadores perciban la indemnización correspondiente descontando las indemnizaciones por llamamiento percibidas durante la relación laboral.
Asimismo, Fedea pide analizar los posibles efectos de fijar la indemnización por despido en términos de la antigüedad en la empresa, en lugar del tiempo realmente trabajado, para ver si las empresas están recortando esta duración para evitar indemnizaciones más elevadas.
Por último, considera que el aumento de la proporción de jóvenes fijos discontinuos requiere más información para resolver si estos contratos mejoran su incorporación al mercado de trabajo o si se están utilizando realmente para evitar pagar mayores cuotas a la Seguridad Social con contratos temporales de corta duración.