La firma señala que los bancos centrales deben atajar la inflación sin descuidar la economía real
MADRID, 3 (EUROPA PRESS)
La presión inflacionista podría avivarse a medio plazo debido a factores estructurales como la transición a una energía más sostenible y cara, el retraso en las inversiones, los cambios demográficos o los problemas en la cadena de suministro, según el informe ‘El impacto de la inflación en la banca europea’ elaborado por Oliver Wyman, en el que se analizan las causas y consecuencias de la inflación, así como su impacto en el sistema bancario europeo.
Según explica la consultora, hace unos meses se esperaba que la inflación fuera un problema temporal. Sin embargo, ha pasado a ser un fenómeno estructural debido a problemas persistentes tanto en el lado de la oferta como el de la demanda. A corto plazo, los principales causantes son las subida de los precios de la energía y el impacto de la guerra de Ucrania.
Respecto a su impacto en la situación macroeconómica de los próximos dos años, desde Oliver Wyman han planteado tres escenarios, siendo el más favorable aquel en el que los bancos centrales logren contener la inflación sin que tenga un impacto en el crecimiento de la economía, evitando otros problemas como un aumento del desempleo.
“De darse este escenario, los rendimientos de la deuda pública seguirían siendo sostenibles y la divergencia en la velocidad e intensidad de las respuestas de política monetaria entre Europa y Estados Unidos sería limitada, sin interrupciones en los patrones del comercio internacional”, ha explicado el socio director de Oliver Wyman en España y Portugal, Pablo Campos.
En el segundo escenario se contempla una inflación elevada que obligaría a los bancos centrales a adoptar medidas “más duras”. “Estas herramientas funcionarían pero podrían tener consecuencias sobre el PIB de los países entre 2023 y 2024”, ha apuntado Campos.
Finalmente, el escenario menos favorable supondría una situación de estanflación. Para que esto ocurra, la economía mundial debe experimentar una alta inflación sostenida a pesar del endurecimiento de la política monetaria, lo que desaceleraría el crecimiento económico durante varios años y desencadenaría una espiral de precios “compleja de romper”.
LOS BANCOS CENTRALES, ENTRE LA INFLACIÓN Y LA ECONOMÍA REAL
En este entorno de incertidumbre, los bancos centrales se enfrentan al problema de atajar la inflación al mismo tiempo que se apoya la economía real. Sobre este asunto, la consultora ha señalado las dificultades que tienen los bancos para lograr este objetivo, ya que todavía están superando “problemas heredados” y sus directivos deben actuar en un escenario macroeconómico muy distinto al de años anteriores, con tipos de interés decrecientes.
Así, será necesario que los bancos cuenten con nuevas herramientas para solucionar la subida de precios y garantizar la protección de las relaciones con sus clientes. “Los bancos deben comprender mejor su estructura de financiación y cómo evolucionará en todos los escenarios”, ha indicado Campos.
Por ejemplo, los bancos tendrán que determinar sus estrategias de crédito para los sectores más afectados, prestando especial atención a no acelerar o profundizar la recesión. Los expertos de Oliver Wyman consideran que la magnitud y la imprevisibilidad del contexto actual exigen una estrecha colaboración entre las instituciones y el sistema bancario en su conjunto.